«En el tronco de un árbol, un -fulano- dejó su huella henchido de placer…»
Por: Osbel Ramón Díaz Mondeja
Como estoy convencido que quien arrojó este «abono maldito» en el tronco del árbol en la céntrica calle de los coches, cerca de la Terminal de Ómnibus en Cabaiguán, no pudo haber sido una niña, hago mi propia versión y parafraseo el antológico tema musical.
Muchos son los «fulanos» que dejan su huella esparcida por cualquier sitio de la geografía local. Unos por no tener conciencia donde lo vierten y otros por la inconsistencia laboral de la obligada recogida.
Hoy cuando transitaba por el lugar sentí en ese momento la voz del «almendro» que interpretaba aquella versión del Buena Vista Social Club al entonar:
«…Yo guardo siempre tu querido escombro y tú…
Y yo mentalmente en un vuelo ecológico-musical preferí que el «árbol conmovido allá en su seno» debiera dejar caer no una flor sino un trozo de bloque o ladrillo a quién tenga a su cargo tan irresponsable acto.
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