Es el amanecer del 30 de noviembre de 1956, Santiago de Cuba despierta de verde olivo, unos cuatrocientos jóvenes encabezados por Frank País se lanzan al combate. A cientos de kilómetros de la Ciudad Héroe, en Guayos, pequeño pueblo del centro de Cuba, ese mismo día un grupo de jóvenes encabezados por Elcire Pérez se acuartelan para atacar los puntos estratégicos del territorio.
De esta historia, poco o nada se conoce, en el 63 aniversario del acontecimiento, dos de sus protagonistas, Gabino Bejerano Bernal y Raúl de Armas Guelmes, ofrecen sus testimonios a www.rcabaiguan.icrt.cu con el propósito de aportan elementos a una historia, aún no escrita.
Antecedentes
En los meses finales de 1955 se organiza el Movimiento 26 de julio en Guayos, a partir de ese momento la lucha es diaria, el liderazgo de Elcire Pérez hace que todo funcione como un reloj, la juventud guayense se enfrenta al sistema represivo impuesto por Fulgencio Batista.
“El Movimiento 26 de Julio estaba estructurado, los jóvenes aceptaron el juramento, Elcire, recuerda en cada momento lo que el consideraba la hora cero”, así expresa Raúl de Armas Guelmes uno de los acuartelados que aún reside en la localidad.
Gabino Bejerano otro de los protagonistas, insiste en que “Se efectuaban prácticas de tiro por pequeños grupos, se vendían bonos, nuestro líder nos educó para actuar en cada momento y ese momento fue el 30 de noviembre de 1956”
Fidel había anunciado que el 1956 “Seremos libres o mártires”, ya es noviembre a las puertas está el mes de diciembre, Fidel siempre cumple con la palabra, su arribo a Cuba es inminente, los implicados en el acuartelamiento de Guayos no saben la fecha exacta.
“El tiempo trascurre, suponíamos que tenía que ser en cualquier momento, opina Bejerano Bernal, “No sabíamos por donde iba a llegar Fidel, ni tampoco lo que sucedería en Santiago, el día 29 viene un dirigente del Movimiento 26 de Julio de Santa Clara a Sancti Spiritus, pero no tenemos la prueba exacta de que este acontecimiento estuviera ligado a los sucesos de Oriente”,
El acuartelamiento
“Nosotros no sabíamos dónde íbamos, hubo mucha compartimentación, solo lo sabía Elcire y quizás el enlace Iraido Rodríguez Perdono que citó a los compañeros escogidos para la acción” afirma Armas Guelmes.
El parque de Guayos era centro de reunión y conspiración de la juventud revolucionaria.
“Algunos compañeros fueron acuartelados en horas del día en la finca de Zayas”, expresa Gabino, “Raúl Emerio y yo estábamos a las 9.00 pm en el parque de Guayos, era costumbre de la juventud ir a ese sitio para hablar de la revolución, un compañero pasa y nos llama, nos dice, Elcire comunica que la hora cero ha llegado que están citados y citen a otros para el acuartelamiento, allí debíamos esperar su regreso media hora y seguirle sus pasos”
Raúl de Armas aclara que “Esa media hora la aproveche para organizar mis cosas, cité a otro compañero y regresé al parque cuando el enlace regresa seguimos detrás de él”
“Nos fuimos a tomar la salida a la Esperanza” acota Bejerano Bernal. “Aquello estaba despoblado, cuando pasamos por casa de Nieves Perdomo, ella salió a preguntar por sus hijos que estaban en el movimiento, precisamente uno de ellos ya había pasado, indaga si ocurre algo y le respondimos que no, pero ella se queda con dudas y dice que sí, porque ninguno de sus hijos había regresado al hogar, y nos sugirió, Ustedes no vayan a regalar la vida”
“En la finca de Zayas”, recuerda Raúl, “Había un platanal y unas pilas de paja de arroz recién cortado, Elcire nos planteó que cuando llegaran las armas atacaríamos las posiciones fundamentales del enemigo, la estación de policía el cuartel de la guardia rural y algunos edificios, no nos dijo nada más esa era la tarea”.
“Nos metimos debajo de las pilas de arroz para ocultarnos y esperar las ordenes”, concluye Gabino
La desmovilización
Las armas no llegan a los acuartelados, las indicaciones no acaban de precisarse, Elcire da la orden de desmovilización después de comprobar con el mando superior del movimiento en la ciudad de Cabaiguán.
“Después de varias horas, envían a una persona a Cabaiguán para concretar orientaciones, nosotros solo contábamos con una escopeta y revolver, el enlace se entrevistó con Carlos Hernández quien orienta la desmovilización, que los menos comprometidos regresaran a sus casas y los otros permanecieran ocultos”. Así rememora Bejerano Bernal la orientación dada por Elcire Perez.
“Desistimos de la acción, algunos se ocultaron nosotros dos regresamos a nuestras casas donde nos enteramos de los acontecimientos del Levantamiento del 30 de Noviembre en Santiago de Cuba”, expone Armas Guelmes.
Los elegidos.
Raúl de Armas, mantiene fresco el recuerdo, “Fuimos 13 jóvenes los que concurrimos a la cita de la hora cero en guayos, Elcire Pérez, Heriberto Orellana, Osvaldo Díaz, Ciro Sánchez, Gabino Bejerano, Angel Rodríguez, Iraido Rodríguez, Ernol Alfonso, Orestes Enríquez, Edit Alfonso, Reinaldo el Marinero, Arterio Monteagudo, aun residimos aquí, Ernol Alfonso, Gabino Bejerano y yo, creo que muchos no asistieron porque desconocían del llamado, Guayos en aquel tiempo era como una hoguera.”
Es mucha la coincidencia, el mismo día se levanta una gran ciudad y un pequeño pueblo, solo después de la desmovilización y por medio de las emisoras radiales los acuartelados el 30 de noviembre de 1956 conocen de los sucesos acaecidos en Santiago de Cuba, Elcire nunca habló de la vinculación entre la insurrección de Oriente y el acuartelamiento de Guayos, andan páginas de la historia sueltas, los investigadores tienen la oportunidad de enlazarlas.