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El cocotero, no solo nos sirve el coco

Por: Daisy Martín Ciriano (Museóloga)

El cocotero es una de las plantas, familia de las palmeras, que engalanan los campos cubanos. Suelen aparecer en logares altos o bajos, cercanos a ríos, en terrenos secos, en fin, son resistentes y se esparcen a través de su propia semilla: el coco seco. También muchos campesinos las siembran en los linderos de sus fincas o al fondo de las arboledas.

La parte más apreciable, como es natural es el fruto. Resulta muy refrescante ingerir el agua del coco, ya sea a cun cun, como dicen los guajiros, o con un pitillo. La masa interior, de una blancura extrema, es deliciosa al natural, pero también rayada y cocida con azúcar en un delicioso dulce en almíbar o en torticas. Este fruto también ofrece su grasa o aceite con propiedades medicinales y suavizante para la piel y el cabello. En fin del coco se hacen maravillas y el hombre lo aprovecha al máximo.

Tal es así que en tiempos pasados de la cáscara interior o envase del agua, el campesino hacía recipientes. Divido el cuesco en dos partes conformaba en envase y su tapa para guardar la sal, el azúcar y otros alimentos, los que colgaba en la cocina del rústico bohío. También elaboraba jícaras para servir alimentos o simplemente para tomar café.

Hoy, muchos artesanos trabajan este duro material para confeccionar collares, dijes y pulsos como objetos personales y potras figuras para colocar en las viviendas como adornos.

La dificultad mayor con esta planta radica en la adquisición de sus frutos los que se encuentran junto a sus ramas en lo más alto del tronco, además trabajar su cascarón, pero para los campesinos y para los artesanos nunca hay nada difícil y por ello todos podemos acceder a tan preciado fruto.

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