A pesar de sus ventajas, la implementación de los pagos en línea a través de las diferentes plataformas digitales no ofrece aún los resultados previstos para el comercio electrónico
El pago en línea a través de las diferentes plataformas digitales pareció llegar a nuestras vidas con una misión salvadora: hacer más fácil las transacciones y acceder a servicios disímiles sin movernos de casa; pero, luego de meses de su implementación, es evidente que no ha sido totalmente así y, más allá de sus beneficios, genera un dolor de cabeza.
En la provincia de Sancti Spíritus hay más de 300 000 cuentas soportadas en tarjetas magnéticas de ambas monedas (CUP y USD); de ellas, poco más de 200 000 están asociados a los canales de pago: Banca Remota, EnZona y Transfermóvil.
Esta última es el más popular de esos canales, con más de la mitad del monto que transita por ellos, seguido de Banca Remota, con un 32 por ciento, y EnZona, más rezagado, con solo un 4 por ciento.
Y aunque las cifras no incentivan, según la especialista Maitee Hernández Gómez, jefa del Departamento de Banca Electrónica en la Dirección Provincial del Banco Popular de Ahorro (BPA), en el primer cuatrimestre del año los resultados fueron favorables en cuanto al proceso de bancarización; para ese entonces, las operaciones ya superaban el medio millón con respecto al año anterior y el monto que transitaba por esos canales había aumentado en un 48 por ciento.
La experta aclara, sin embargo, que ni en esa fecha ni después el BPA ha estado satisfecho porque los saldos del proceso debieron ser superiores.
Pero, ¿por qué a pesar de la comodidad y las ventajas de estos servicios aún las personas tienen opiniones encontradas? Las respuestas son múltiples. Por ello, obliga el análisis de diferentes variantes, que van más allá de la disposición de las personas o el trabajo de los bancos.
Primero, es importante señalar que no podemos aspirar a un país totalmente bancarizado cuando muchas personas todavía carecen de dispositivos móviles, pese a que se registre un aumento en ese aspecto. El pago tradicional sigue siendo opción única para una cifra significativa de usuarios.
La conectividad es otro factor fundamental, pues, aunque a lo largo y ancho del país se han dispuesto las condiciones para ello, aún las fallas o errores al dar clic predominan.
Otro factor que importa son los pagos a través del código QR en los diferentes comercios y áreas de servicios. Es un secreto a voces que algunos establecimientos aún no lo tienen disponibles, otros prefieren que no se conozca el servicio y, en gran parte, insisten en la realización de transferencias a cuentas personales para evadir rastros contables.
Dichas realidades nos escanean un contexto donde, si bien la bancarización no ha sido un fracaso, aún se exige trabajar mucho más, tanto en los soportes tecnológicos como en la cultura de la población para que incorpore, poco a poco, las nuevas posibilidades de pago.
El sistema bancario, los centros del Comercio y la Gastronomía, y los inspectores cargan la máxima responsabilidad sobre sus hombros para lograr un cambio paulatino y eficaz cuando de pago electrónico hablemos en Cuba. Erradicar los contratiempos y obstáculos es una alternativa provechosa para facilitar la vida de las personas y no causarles un dolor de cabeza.
*Estudiante de Periodismo
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