viernes, septiembre 20El Sonido de la Comunidad

El Doctor Garzón se despide con la misma sencillez conque vivió su vida

Delfín Mateo Garzón Pérez fue y será un destacadísimo medico cabaiguanense que dedicó toda su vida a este hermosa profesión. Su impronta quedará grabada en las nuevas generaciones de galenos  

Garzón
El Doctor Garzón siempre estará en la memoria de los cabaiguaneses.

Por: Aramis Fernández Valderas y Daisy Martín Ciriano

Para hablar de la labor de los médicos cabaiguanenses a través del tiempo se necesitaría escribir muchas cuartillas de texto. Son muchos los que desde finales del siglo XVIII constan en los anales escritos del territorio, sin embargo Delfín Mateo Garzón Pérez fue capaz de aglutinar las características del científico popular.

Conocido simplemente como Doctor Garzón, se apartaba de todo lo que le alejara de las multitudes obreras, campesinas, estaba muy aferrado a las raíces de su pueblo.

Graduado en Medicina desde el año 1962 en la Universidad Martha Abreu de Santa Clara realizó su especialidad en Ortopedia y Traumatología y se incorporó a trabajar en la remota zona de Sopimpa, en pleno lomerío del municipio de Fomento.

Posteriormente se trasladó al Hospital de Sancti Spíritus, donde desempeñó su labor además como docente. Dentro de ese período cumplió misión internacionalista en Angola y posteriormente se reincorporó a su labor en el Hospital Camilo Cienfuegos que estaba recién inaugurado.

En la cabecera provincial trabajó durante 21 años. Posteriormente se trasladó para Cabaiguán y continuó ofreciendo atención en el Hospital Municipal. Atento, cordial y con amplios conocimientos dentro de su especialidad, contribuyó en múltiples ocasiones a la rehabilitación de sus pacientes, así como al diagnóstico acertado en cada caso.

El médico Garzón burló hasta el cáncer, muchos años de su vida fue un fumador empedernido y amante del trago del ron cubano, puro dicharachero, le sacaba un cuento hasta al filo de una navaja, le encantaba el dominó y el deporte a pesar de que su quijotesca figura hacía denotar que nunca fue un buen practicante.

A pesar de algunas limitaciones de salud, cumplió misión en Venezuela. Cuando cumplió los 74 años comprendió que había llegado el momento de recoger la pluma y guardar su bata blanca. Con 57 años de labor, y 79 de vida, el pasado viernes entró al mundo de la eternidad. A sus hijos que continuaron sus pasos, a los nietos que dedicó sus últimos años y a su esposa las condolencias de todos los cabaiguanenses.

Publicación Recomendada:

Fiestas populares de Cabaiguán: entre precios topados, otros no tanto y pasarelas de pago (+Audio)  

Compartir:
Salir de la versión móvil