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El gofio estuvo entre los renglones industriales de Cabaiguán

Hace rato que al  gofio lo pusieron delante de un ventilador y las vasijas quedaron vacías, también se ha ido perdiendo la costumbre de su consumo, sin embargo los descendientes de canarios siguen prefiriéndolo

En las fábricas de gofio de Cabaiguán existían molinos de piedra

Por: Daisy Martín Ciriano (Licenciada en Historia)

 A inicios de la década de 1950, la actividad mercantil del término municipal de Cabaiguán era una de las más movidas del interior del país.

Los principales comercios y otros establecimientos estaban concentrados, en su mayoría, en la populosa calle Valle, donde acudían con frecuencia los vecinos del poblado, así como los campesinos de las sitierías cercanas que realizaban sus compras completas para la semana o la quincena.

Según documentos de archivo en la citada década, se contaba con un sólido comercio compuesto por 131 bodegas, 18 tiendas de tejido y ropa hecha, farmacias, peleterías, hoteles con hospedaje, entre otros, además de unidades de servicio como panaderías, zapaterías, talleres de aserrar madera, talabarterías, almacén de café, bancos y 2 fábricas de gofio, por solo mencionar algunos.

Al reseñar el número de comercios y unidades de servicios  establecidas en Cabaiguán, se hace necesario el acercamiento hacia sus propietarios y aquí nuevamente aparece muy bien definida, la estrecha vinculación de los canarios al desarrollo económico del poblado. Esta emigración marcó una huella específica con respecto a las poblaciones de otras zonas del país. De ello se infiere que las costumbres isleñas se dispersaron en el territorio;  sus danzas, bordados, tejidos, deportes, vinos, comidas y también fomentaran fábricas de tabacos, comercios, asociaciones, así como fábricas de gofio que contribuyeron al desarrollo económico del poblado, pero que también lograron mantener vivas sus costumbres.

Entre las prioridades de la cultura canaria y referente a su cocina estuvo siempre el consumo del gofio, usado en diferentes platos. No fue casual que el gomero Pedro Darias Mora instalara una fábrica de su propiedad y la denominara Las Afortunadas  rememorando a su tierra. También en la década de 1950, abrió sus puertas, en la calle Agramonte, la gran fábrica El Capitolio, que al igual que la anterior brindó, a los canarios y cabaiguanenses un producto elaborado con los mejores trigos importados.

Hoy aún existe la costumbre de consumir las tradicionales bolas de gofio, endulzadas con miel, saborizadas con caldo, o simplemente gofio blando con leche y azúcar.

La Casa Canaria de la localidad nunca excluye este tradicional plato canario de sus actividades con los asociados. De esta forma, canarios y descendientes continúan como portadores de una de sus más añejas tradiciones culinarias. 

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