Duro golpea el hacha el tronco de la palma real, la bordea y de manera escalonada el hachero hace cortes por ambos lados mirando con cuidado el ángulo de caída que tendrá el inmenso árbol.
Por: Aramis Fernández
De nuevo cuando yace en el suelo vuelve el hacha para cortar en pedazos a la gigante, el hacha sigue su labor al rajar esos troncos y hacerlos tablas para que al fin sirvan de forros a los testeros de las viviendas campesinas.
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