Entre los tabaquero, aunque no tuerza un tabaco, el lector de tabaquería le da más aroma al puro
Por: Daisy Martín Ciriano
El proceso manufactura del tabaco no es tan complejo como algunos estiman aunque intervienen en él intervienen diferentes manos, que con su dedicación y cuidado, logran producir el gustado “puro”.
En el primer momento participa el experimentado campesino que es el responsable de entregar a la producción las mejores hojas de su cosecha para dar inicio así al proceso de manufactura del tabaco.
Existe un obrero vinculado a este sector casi desde su surgimiento. Aunque no participa directamente en la producción es una pieza fundamental, sobre todo para los despalilladores y tabaqueros y ha propiciado en todos los tiempos su distracción y su instrucción. Este empleado se conoce como el “lector de tabaquería” y es la persona que reúne condiciones intelectuales medias que le permiten la selección de obras, textos y noticias para llevar en determinado horario a los obreros.
Antes del triunfo revolucionario de 1959, en Cabaiguán existían varias fábricas que tenían, como otras, sus lectores. Sus propietarios le dirigían su trabajo y a los obreros se le leía lo que ellos decidieran. Solo que cuando los obreros auxiliados por el sindicato comprendieron que ellos pagaban el salario del lector, éste les pertenecía y comenzaron a exigir en cada fábrica la lectura de textos de su interés.
En algunas grandes fábricas como Galileo, El Surco y Bauzá los obreros conocieron del contenido de obras como El Capital, Madre coraje, La guerra y la paz, Los Miserables de Víctor Hugo, Laureles rojos de Vargas Vila, Así se forjó el acero, La Historia me absolverá entre otros textos, que contribuyeron a su formación política. El sector tabacalero cabaiguanense agrupados en sindicatos y el Gremio de Escogedores fue importante pilar de la lucha revolucionaria para derrocar al tirano. Entre los lectores de tabaquería más notables resaltan Jaime Macarell Santana, en Galileo, Orlando Torres en la escogida de Breña, Ángel Rodríguez “Anguito”, en Bauzá, después Antonio Cartaza y Rogelio Rodríguez.
Entre notables lectores que aún acuden al recuerdo de muchos obreros hay una figura que trascendió por sus características especiales. Conocido tan solo como “Diepa”, que era su primer apellido, este lector se convirtió en un personaje por tener limitaciones físicas en su locomoción y deslizarse de un centro a otro sobre un patín largo como una patineta a una alta velocidad. Por esta característica física es que adquiere su celebridad.
Hoy, aún se mantiene el empleo del “lector”, solo que sus temas son amenos, instructivos, seleccionados cuidadosamente por los propios obreros a través de su votación directa.
Esta labor afianza, la gran unidad que poseen los obreros del sector tabacalero, y tiene además una gran importancia para la preparación cultural y política que reciben, precisamente, a través del lector de tabaquería.
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