Por Enrique Ojito Linares (Tomado de Escambray)
En la finca San Manuel, en la periferia del poblado de Guayos, Cabaiguán, nació una minindustria para la fabricación artesanal de pintura en el 2013, debajo de una pequeña arboleda, negocio privado surgido como parte del proceso de flexibilización del trabajo por cuenta en Cuba, con beneficio no solo para su dueño y trabajadores contratados; sino también para la sociedad.
El titular de la licencia, Antonio Corona Cruz (Toñín), no es hombre de entrarle con tibieza a lo que se propone; aunque ya con sus 78 años en las costillas, la cautela viene a ser una aliada. A su favor, tenía una carta: la experiencia en estos trajines de su hijo Antonio, quien cuenta con una fábrica similar, pero con mayores niveles productivos en La Habana.
Hoy por hoy, la existencia de la minindustria guayense corrobora cómo la propiedad socialista de todo el pueblo y la privada pueden convivir sin traumas, realidad apuntalada por el artículo 22 de la Constitución de la República.
A la vuelta de los años, Toñín reconoce la calidad de su pequeño colectivo, integrado por siete trabajadores más: cuatro directos a la producción, uno encargado de la comercialización y de las cuestiones legales (contrataciones, pago de tributos…), uno lleva el área económica y el otro vela por la seguridad del lugar.
De menos a más ha ido esta minifábrica, capaz de elaborar más de 500 000 litros de pintura al año, de dos líneas: emulsionada, obtenida a partir de marmolina, y extralate, lograda con talco industrial, cuyos precios oscilan desde 25 a 50 pesos el litro, en dependencia de sus características.
¿Cuáles son los proveedores básicos de las materias primas?
“A una cooperativa de Yaguajay le compramos la marmolina y a la Empresa Geominera Occidente, el talco industrial (carbonato de calcio). En el caso del pegamento criollo, lo adquirimos con un trabajador por cuenta propia de Boyeros, y las tintas en tiendas de Cimex de la provincia y de La Habana”, refiere Antonio Corona.
¿Qué han hecho para humanizar la producción?
“A partir de visitas a la fábrica de mi hijo en La Habana —subraya Toñín—, poco a poco hemos ido introduciendo algunos equipos como removedores y un colador eléctrico (cernidora), que mejoran las condiciones de trabajo y favorecen la calidad final de la pintura”.
Al respecto, ha sido vital la creatividad del técnico en construcción de maquinarias Esver Carmona Madrigal, jubilado de la Fábrica de Cemento Siguaney: “Demoré unos seis meses en la cernidora, hecha a partir de materiales recuperados; empleamos hasta el motor de una lavadora soviética. Esto ayuda también a la productividad del trabajo”.
En consonancia con los niveles de comercialización, así será el salario devengado por los trabajadores, quienes han llegado a recibir hasta 6 000 pesos mensuales, lo cual constituye un incentivo para laborar y hacerlo bien, comenta Irín Durán Domínguez.
El destino final de la producción ha sido diverso; además de la población, que puede adquirir la pintura en la propia minindustria, esta ha contado como clientes disímiles entidades y sectores espirituanos como Educación y dentro de este, la ESBU Julio Sotolongo Hernández, de Trinidad; en la esfera deportiva, la lista incluye la Sala Yara y otras instalaciones.
Pintura elaborada en la finca San Manuel ha sido empleada en el programa de la vivienda, en la Feria Agropecuaria Delio Luna Echemendía, en el embellecimiento de la ciudad de Sancti Spíritus en el contexto de aniversarios de su fundación y en centros de los ministerios del Interior y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Los ecos de la calidad del producto han llegado a diferentes centros de Villa Clara, entre estos la Universidad Marta Abreu de Las Villas.
“Toda la comercialización ha sido con apego a la legalidad”, recalca Roselio Triana Gutiérrez —al frente del ordenamiento técnico-jurídico de la minindustria—, quien destaca que tal la rigurosidad se ha extendido a la compra de las materias primas.
Además de ponderar la Resolución No. 236/2019, del Ministerio de Economía y Planificación, que establece que las personas jurídicas pueden contratar productos y servicios a los trabajadores por cuenta propia, Triana apuesta por que las entidades estatales sirvan de proveedoras de materias primas y de insumos como envases, a las formas de gestión no estatal y, al mismo tiempo, constituyan vías o plataformas para expender las producciones de estas y así concretar los encadenamientos.
¿Cómo se comporta el pago de las obligaciones con el fisco?
“Somos muy celosos con nuestras obligaciones tributarias. Antes de darse la situación con la COVID-19, ya habíamos pagado más de 1 700 00 pesos correspondientes al 2019, y mensualmente saldamos lo que está previsto. Esa disciplina en el pago nos da respeto y autoridad”, enfatiza Triana Gutiérrez.
Con la resaca generada por la pandemia (¿qué entidad no sufrió los embates de la crisis sanitaria?), la minindustria de Toñín sigue con los ojos puestos en la elevación de la calidad de las pinturas, en un escenario regido por la aplicación gradual de la Estrategia económico-social para impulsar la economía cubana, aprobada por el Consejo de Ministros. Ese documento certifica el rol no desestimable de las formas de gestión no estatal en el contexto actual, donde todos los actores económicos cuentan.