Por: Aramis Fernández
El porrón ha quedado como souvenir, y algún que otro tiene alojamiento en los museos, si nuestros antecesores lo vieran cogiendo tela de araña, y sin agua dentro, tremenda crítica que nos harían, porque sin estas vasijas ellos no podían vivir, y nosotros no hubiésemos existido, no somos hijos de porrones, pero sí de los isleños que los utilizaron.