Por: Aramis Fernández Valderas.
Los cabellos húmedos por la neblina de la madrugada denotan el descubrimiento de la noticia antes de salir el sol; comienzan a sufrir los teclados de las computadoras los fuertes golpes de dedos expertos, una y otra vez el papel se retuerce en la impresora que ya no responde, la vieja cinta, la única, se tiñe con tinta para zapatos o se le pasa supositorios de glicerina, tampoco hay papel carbón, pero el pliego debe estar listo a las siete de la mañana.
“Es lo cotidiano”, dice Lillipsy Bello Cancio, “Antes no comprendía el ¿por qué? de ese desespero de los periodistas por descubrir algo nuevo desde que despierta, ahora lo vivo en carne propia”, vuelve los ojos negros al teclado y es como si no existiera nadie a su alrededor.
El teléfono entra en el juego, de la conversación, Alexey Mompeller Lorenzo pide a gritos los últimos resultados del Covid-19 en el municipio, todavía no están a punto, nadie quiere arriesgarse a decir una cifra y que el Doctor Durán diga otra en la televisión. Se enfada Mompe, al fin los datos, escribe rápido tiene que salir al aire la noticia y al ciberespacio también.
Ramonín, corre de un lugar a otro, trata de encontrar, de cazar la impronta de cuando se venderá la papa en esta ciudad, esta puede no ser noticia en otra parte, aquí en Cabaiguán es tremendo notición.
Olver Castro Alvarez, el subdirector revisa el material redactado por Yorleidy López Hernández y los de la página web, el director Dainier Marcelo aparece, en voz baja viene con la última; comienzan a cambiar los planes, la mitad de lo redactado se va a pique, otras serán las informaciones de última hora.
Daimet, la joven madre, se salvó este año, ella siempre con la mochila llena de apuntes, no se olvida, envía felicitaciones para el colectivo mientras acurruca su criatura.
El personal del departamento de Internet donde se cocina el sitio web, empieza a trabajar con las redes sociales, entra un correo electrónico, es Héctor Cabrera historiador del municipio, rompe con las proyecciones más recientes de los titulares, una voz gruesa agita a todos, ajusten el trabajo.
Karel, el ingeniero informático y web master del sitio espera impaciente, llega el documento, la revisión se hace en línea, mientras, Rolando Romualdo Zayas, el licenciado y casi máster en informática, selecciona la foto; el mismo viejo de ahorita, pelea con la pantalla, la conexión es lenta, al fin sale el trabajo.
Hugo Crespo, director de la Revista Informativa, revisa los titulares, le da el orden, decide imprimir, los locutores empiezan a prepararse faltan 5 minutos para las ocho de la mañana, en la redacción de la emisora comunitaria “La Voz de Cabaiguán” se sudan las blusas y las camisas, aún es invierno.