viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad

El proyeccionista Esteban

Esteban González fue un proyeccionista  que radicaba por aquel entonces en Jíquima de Peláez y que llevaba su trabajo a las diferentes zonas intrincadas de la geografía cabaiguanense

Esteban González era un joven laborioso y cordial siempre al servicio de esas personas que lo esperaban para ver las películas que proyectaba.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

La recreación en nuestro país dio un vuelco a inicios de Revolución cuando a mediados de los años sesenta, desplegó la cultura, tanto en las zonas urbanas como rurales.

Por este tiempo y ya en los 70 se constituyeron numerosos grupos de aficionados los que amenizaban las actividades en su zona y en otras aledañas, pero también se llevó el cine a los lugares más intrincados de la geografía.

Esta modalidad se le dio el término de cine móvil, ya que era rollos de películas expuestas a través de un proyector, el cual levaba un operador del ICAIC.

Hoy casi no se recuerdan aquellos proyeccionistas, pero desde esta página se reseñará a uno de ellos, radicado por aquel entonces en Jíquima de Peláez.

Esteban González, un joven laborioso y cordial recibió un curso preparatorio en Cabaiguán para, no solo proyectar las películas y noticieros, también para enmendar despegues y roturas durante la proyección.

En días específicos y con intervalo quincenal, asistía a las diferentes zonas del entonces municipio de Jíquima con su carga de distracción bien sujeta en un tractor. En Potrerillo las proyecciones se realizaban dos jueves al mes y a esa actividad acudían vecinos y pobladores de las zonas aledañas, sin importar la distancia o las dificultades que las constantes lluvias habían provocado en las vías.

Con agrado allí se proyectaron películas de Cantinflas, Manuela, el ameno y valioso Noticiero ICAIC, comedias de Chaplin y películas rusas, entre otras. Nunca se presentó molestia alguna en los fallos de iluminación o partidura de las proyecciones. El público asistente, esperaba que Esteban diera solución al caso y continuaban disfrutando hasta pasadas las 10 de la noche cada proyección, la que al día siguiente contaban a aquellos que no habían asistido. Ha pasado mucho tiempo, y este proyeccionista atesora más de 45 años de trabajo en esta modalidad.

Su dedicación y prestigio le han hecho merecedor de reconocimientos y estímulos, incluyendo la medalla Raúl Gómez García, ya que nunca escatimó esfuerzos para salvar las dificultades que se anteponían para poder llevar a habitantes del poblado y de las áreas aledañas los servicios del cine. Llegue desde esta página el reconocimiento por su labor.

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