Posterior al triunfo del 1 de enero de 1959 y bajo la dirección del primer ayuntamiento revolucionario fueron nombrados los comisionados René Dorta Serrano, Hipólito Brito López y Avilio Magdaleno Martín, quienes emprendieron el mejoramiento de caminos, puentes y alumbrados en la ciudad. Entre estas tareas, se dio prioridad al alcantarillado de la ciudad.
Una de las zonas más priorizadas fueron El Rastro y El Jobo, dadas sus condiciones marginales.
Para muchos resulta desconocida la fecha en que se construyó el puentecito de la calle Masó, ese que queda muy cerca de la carretera de la refinería. El puente se encontraba en mal estado y daba vía a los que se trasladaban rumbo al reparto o viceversa hacia el centro del pueblo. Las crecidas del arroyo, obstruían por varios días el tránsito y ocasionaban acumulaciones de lodo. Por esta razón una de las primeras acciones que acometió el recién nombrado fue la construcción de una sólida cimiente y fuerte enrajonado para la construcción del puente, que llega hasta los días actuales, después de numerosos embates de crecidas y desbordes.
Hoy a través de una impronta que se conserva en el Museo Municipal se puede observar la obra a más de sesenta años de ejecutada, solo difieren de la actualidad las modestas viviendas que por aquel entonces rodeaba el área, Hoy, a muchos les será imposible reconocer en la imagen cuál era por entonces su casa o la de su vecino, porque en la actualidad esa zona posee excelentes construcciones que difieren mucho de las que había en esos primeros años de la década del 60.