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El rastro de la basura

La proliferación de microvertederos, el cúmulo de basura, el déficit de medios de recolección y la indisciplina social afectan el entorno en la ciudad de Sancti Spíritus y otros territorios de la provincia

basura

Desde hace algún tiempo, las lomas de basura han pasado a formar parte del paisaje en varios sitios de la cabecera provincial, al igual que en otros territorios donde se acumulan desechos sólidos sin un debido control.

Y no importa que el naciente microvertedero esté a un costado de un centro hospitalario, en las inmediaciones de una escuela o en medio de un parque de estar, donde los despedicios “aplastan” hasta los bancos y los símbolos que por mucho tiempo formaron parte del lugar.

Tampoco es ajeno el hecho de verter escombros, sin el menor cuidado o respeto, sobre las vías férreas, las márgenes del río Yayabo, las orillas de la Carretera Central, el centro de las calles o en cualquier otro sitio altamente transitado.

Cierto es que a las ciudades les han nacido barrios y que la insuficiente disponibilidad de medios para la recolección por parte de las direcciones municipales de Servicios Comunales hace que se acumule basura en puntos donde nunca antes había existido un supiadero. Esa es una de las razones por la que cualquier persona se siente con el derecho de arrojar desechos sobre el sitio que mejor le plazca, violando todo lo que en materia de convivencia social se establece dentro de una localidad.

Escambray le sigue el rastro a la basura y no puede más que lamentar la situación que impera en muchos lugares de la provincia. Basta con recorrer barrios como Kilo-12, Camino de las Cañas, Camino de La Habana, el interior de Los Olivos, Colón y otros en la ciudad espirituana, para visualizar las desagradables montañas que matizan el entorno, sin desestimar que constituyen fuentes de roedores y vectores causantes de múltiples enfermedades.

Para Luis Javier Nazco Piña, jefe del Departamento de Comunales en el Gobierno Provincial, la recogida de desechos es una prioridad que ocupa y preocupa a las autoridades, pero la situación asociada a la falta de recursos, combustible, baterías y neumáticos, entre otras carencias, golpea seriamente esta labor.

A ello se unen la indisciplina social, el incumplimiento de los ciclos de recogida y la necesidad de contratar carros a terceros para garantizar el traslado de los desechos hasta los vertederos en cada uno de los municipios. De 21 vehículos existentes en la provincia para la actividad, solo ocho funcionan, mientras que 17 de los 25 tractores vinculados a los servicios comunales están paralizados por distintas causas.

Si a ello se suma que en los últimos tiempos la fuerza de trabajo del sector ha ido en descenso, al punto de que en Cabaiguán, por ejemplo, existen 49 plazas vacantes —la mayoría de estas en la actividad de recogida— y que la impunidad campea por su respeto al no contar en este sector con un cuerpo de inspectores que velen por el cumplimiento de las normas en cada lugar, entonces el problema se vuelve más agudo.

Igual de complejo es el crecimiento del número de microvertederos en sitios claves de las ciudades o el déficit de medios de protección e implementos para hacer más factible el trabajo de quienes tienen el encargo de recoger las suciedades de las zonas residenciales y del sector estatal.

Ante esta compleja situación, Nazco Piña acotó que una nueva estrategia para el 2024 consiste en que parte de los 8 millones de pesos que como promedio se emplean anualmente en el pago de equipos y medios contratados se destinen a adquirir piezas de repuesto, neumáticos y baterías con vistas a recuperar tractores y camiones del sector que no funcionan desde hace tiempo.

Esa pudiera ser una alternativa, como también lo sería el hecho de vincular, mediante un cronograma encauzado por los gobiernos locales, los carros de empresas y organismos a la recogida de basura en su radio de acción y de esta forma aliviar la crítica situación.

Pero ante la falta de recursos, de personal que asuma dichas labores, de equipos de recolección y la cada vez más creciente indisciplina social, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Hasta cuándo permitiremos que cualquier persona vierta los desechos de su hogar o de su negocio en medio de la calle, en un registro de aguas pluviales, en un parque de estar o en los laterales de un centro hospitalario?

Nadie puede predicar moral cuando no es capaz de cumplir con lo establecido por la Ley para velar por el cuidado de una comunidad. ¿En qué sitio quedó el reconocimiento que por años mostró Sancti Spíritus, cuando fue considerada la ciudad más limpia de Cuba? No se trata solo de pintar, limpiar y mantener impecables las principales avenidas, sino de mostrar la otra cara de la higiene desde las entrañas de los barrios, porque es allí donde vive el mayor número de personas y, por ende, se generan los principales focos de enfermedades.

Tomado de Escambray

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