lunes, noviembre 25El Sonido de la Comunidad

El ron cubano es identidad, pero a la medida

“Dame un traguito ahora, cantinerito”, así dice una de las más afamadas canciones cubanas. Cuba es famosa en el mundo por su ron Habana Club. Hay hombres que también se distinguen por ser maestros roneros o maestros tomadores de ron, estos últimos no se conforman con un traguito, apañan la botella y solo se despiden de ella cuando las musarañas y las estrellitas le impiden verla.

ron

Por: Aramis Fernández Valderas

Sobre el ron existen variados criterios, por una parte es identidad, por la otra una adicción. Prefiero quedarme con la primera de las versiones, por ser distintiva de una nación de altos quilates en darle el punto exacto a la bebida y no por perderse quilates en las aceras y bares de mala muerte ingiriendo hasta el colcho de la botella.

Por lo regular se genera una cultura alrededor del licor en las viviendas de Cabaiguán, en sus calles, en sus centros públicos. En los hogares las mujeres son las acérrimas enemigas de las botellas cuando ven a los esposos, hijos, padres darse el primer toque, se les paran los pelos de punta y las lenguas se parecen a las de serpientes; que se sepa, la mayoría tiene razones suficientes para el rechazo.

No es perjudicial tomarse un sorbo, pero de ahí a empinarse el codo todos los días y en grandes cantidades, va mucho trecho. Es feo, irritable y todos los adjetivos despectivos observar como la incultura del ron envuelve a más y más cabaiguanenses, solo dele una mirada al parque y lo comprobará con el selecto club, del “Vírate al revés”, sentado en algunos de sus bancos, quienes ya se olvidaron del ron y con escasos recursos o con los recursos que piden como limosna van a probar cualquier cosa que se asemeje al alcohol para meterse el trastazo como ellos mismos dicen.

El ron es identitario, ya lo afirmé al comienzo, pero no puede la persona aferrarse a ser la más identitaria tomándolo.  Si José María el Borracho, allá por los inicios del siglo XX le puso a Cabaiguán el Pueblo de los Berracos, ahora a más de un siglo no seamos los cabaiguanenses de la actualidad, tan berracos como para seguirle los pasos a José María porque con lo cara que está la comida y también la bebida, hay que escoger para al menos satisfacer la mitad de una de ellas, les aconsejo gastar lo destinado a la botella, a viandas, hortalizas y carne, no podrá adquirir lo suficiente, pero si lo hace en ron tendrá los días contados.

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