viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad

¿El último para la cordura?

Por: Alexey Mompeller Lorenzo

Como diversos somos igual varían las maneras y situaciones para conocer a las personas. Ni durante años compartiendo los días con alguien sabremos quién es pero en una cola, hasta con vendas en los ojos, resulta fácil notar la madera que tiene el árbol de al lado.

No es justo ahora, después de que la Ministra de Comercio Interior notificó sobre el desabastecimiento en la red minorista de algunos alimentos y productos de aseo, como consecuencia de la situación financiera enfrentada por el país, que los tumultos habituales exorcizan los demonios atrapados dentro.   

Durante décadas las filas puertas afuera de los establecimientos han hablado de conductas asumidas por ciertos consumidores. Aunque la titular comunicó que a partir de abril se prevé una mayor permanencia de los artículos de primera necesidad, faltan unas cuantas madrugadas para que en los portales de las tiendas recaudadoras de divisa y en las de moneda nacional, continúen llevando a punta de lápiz una lista para “organizar” la cola.

Pareciera esta una nueva modalidad del trabajo por cuenta propia que no genera un centavo al presupuesto; mas llegó para quedarse. La disposición preocupa pero los comportamientos para comprar detergente,  aceite, pollo y hasta etcétera sepultan la dignidad.

Por esos enjambres hemos pasado todos porque sin comer o bañarse no hay quien viva. Corrida la bola de que en La Revoltosa sacaron jabón de tocador el área exterior no alcanza y si extensa es la multitud, las agresiones verbales y físicas tocan el techo.

Una invasión va detrás de la venta por goteo que al parecer estimula más la violencia. Hoy puede que toque allí, quizás mañana sea El Mercantil, la plaza o la piquera el ring donde llueven las amenazas y peligran las vidrieras porque alguien intentó pasar gato por liebre u osó adjudicarse el derecho de plan jaba.  

La moral parece que llegará con el detergente y los demás productos; mientras pulula el irrespeto. Tampoco justifico las circunstancias pero en momentos tan difíciles podrá perderse todo menos la cordura cuando determinadas madres prestan sus hijos de brazos para atravesar la cola sin un rasguño.   

 El raciocinio nos diferencia de los animales. Utilicemos la capacidad de pensamiento para medir nuestras acciones  y no interpretar el papel de fieras en los videos y fotografías que circulan de móvil en móvil. ¡Vaya distracción la de unos cuantos que filman instantes vergonzosos! ¿Qué ganan con ocupar el almacenamiento de sus teléfonos celulares con minutos denigrantes?

Lo descrito en esas imágenes va contra las normas de civilidad. Mejor consulte reglas de cortesía y denuncie a los acaparadores, a quien triplica los precios en el mercado negro; o exija respeto al personal de la tienda que le “resuelve” a sus conocidos sin disimular delante de usted que tiene marcadas en los zapatos las huellas de otros calzados.     

Nadie sale ileso de una marea así. Incluso, ya con la mercancía en las manos, sin percatarse, lleva en ella una carga de energía negativa luego de pasar un sofocón no apto para cardíacos.

Ciertamente si la oferta superara a la demanda, se evitarían disgustos, madrugones y horas de pie en las colas. Los departamentos de aseo personal y las neveras podrán carecer de surtidos pero jamás permita que le escaseen la sensatez y  el decoro. Pida el último y sírvase usted, a ambas actitudes vale la pena acapararlas.       

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