sábado, noviembre 23El Sonido de la Comunidad

En cortocircuito el riego electrificado

Después de sumar, restar y conciliar muchos números, reconocidos productores de Sancti Spíritus coinciden en que las elevadas tarifas aprobadas por la Tarea Ordenamiento para el riego agrícola pone contra las cuerdas la rentabilidad de las sitierías.

Las tarifas eléctricas aprobadas para el regadío y otras actividades del sector agropecuario como parte de la Tarea Ordenamiento han provocado en Sancti Spíritus una preocupación generalizada en las bases productivas y, aun con la rebaja aplicada en febrero, se convierten, más que en una amenaza para la continuidad productiva, en verdadero parteaguas para uno de los grandes progresos de la agricultura cubana: el riego electrificado.

Consciente de que esta actividad está enchufada directamente a la producción y con el voltímetro encendido, Escambray decidió llegar hasta los clientes que deciden producciones inaplazables y donde los costos de la electricidad ahora mismo están rajando la tierra.

En la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Juan Darias, de Jarahueca, donde las lluvias de la tormenta tropical Eta y la plaga del trips se tragaron las primeras frijoleras, ahora es el cobro del servicio eléctrico el que provoca ráfagas de preocupaciones.

El gasto de enero estremeció tanto a Araña — Reinel Tomé Santos, aunque nadie lo conoce por su nombre real — que hasta le soltó la lengua a este cosechero de muy poco hablar. “El primer impacto fue negativo porque con ese pago de más de 141 000 pesos habría que dejar de sembrar en la campaña de frío; fíjate que fue el consumo de unas 60 horas de riego (seis días) en las áreas que tengo en la CCS y solo de tres de los cinco sistemas; sin usar ese mes la máquina contratada en Batey Colorado”.

Pareciera un pellizco monetario para un campesino con altos ingresos —también con grandes gastos—, habida cuenta de que desde hace años figura entre los mayores productores de semilla de frijol y otros granos en Cuba.

Más que el abrupto costo por mojar en enero las tierras plantadas con frijol, maíz, soya, trigo, chícharo verde, hortalizas y otros cultivos —“a Araña lo cogió la 440”, dicen ahora en Jarahueca—, lo peligroso del asunto radica en que el corrientazo también estremeció a toda la cooperativa y pudiera, incluso, sentírselo el futuro de los granos en esta región y en todo el país.

“Antes, regando con los cinco sistemas y muchos días al mes, oscilé entre los 10 000, 15 000 o 20 000 pesos cuanto más; ahora la corriente subió demasiado, la evaluación que hice es que si eso se mantiene con el gasto excesivo, unido a los insumos y jornales, no te dan las cuentas; por ejemplo, la producción en una caballería (13.42 hectáreas) de frijol, que rinda a una tonelada por hectárea puede aportar 360 000 pesos, pero a los precios de hoy cuesta 440 000 pesos, hay 80 000 pesos de pérdida”, acotó.

El disgusto por el precio de la corriente no ha metido a Araña debajo de una piedra: “Aquí todos hemos seguido con los cultivos, esperamos que este asunto lo estén revisando porque estamos obligados al riego en la campaña de frío; imagínate si tenemos que sembrar menos o dejar de sembrar cuánto puede repercutir eso hacia delante; es que si pongo los cinco sistemas a regar en 26 días del mes, incluido el sistema de Batey Colorado, solo como gasto de corriente tendría que pagar 344 500 pesos mensual, cuando le sume los insumos y los jornales, ¿hasta dónde crecen los gastos?”, se pregunta.

“Si no es un cultivo es en otro, pero los sistemas de riego casi hay que usarlos a diario”, refiere el campesino William León. (Foto: José Luis Camellón/ Escambray)

SI LA CUENTA NO DA…

En la Juan Darias el surco se ha vuelto indescifrable hasta para un matemático enfangado como René Alemán. “Elaboramos una ficha de costo para asegurar el frijol y la misma Empresa de Seguros hubo cosas que no nos pudo incluir porque nos íbamos por encima del valor del grano, es decir, matemáticamente tiene pérdidas porque vamos a gastar más que lo que vale la producción; eso, sin hablar del trips, que ojalá salvemos aunque sea la semilla”, refirió.

Hasta las cinco máquinas de riego que utilizan en Batey Colorado productores de avanzada de la CCS Juan Darias —ante la ineficiente explotación estatal— pueden quedar en suspenso “porque si no hay una solución con la corriente hay que entregarlas a la Empresa Valle de Caonao, ¿qué vamos a hacer?”, aseveró Araña.

Vigilante está también William León Hernández, a quien cuando hace un año le dieron la máquina vio los cielos abiertos. “Ahora se me ha oscurecido; aquí estoy regando el maíz y tengo en el bolsillo una factura de 100 000 pesos entre corriente e insumos, si eso no disminuye, no me va a quedar otra opción que dejarla”, señaló.

Aun así, William León amanece en marzo regando en Batey Colorado lo que él mismo define como un callejón sin salida: “Esta es la tercera siembra que hago de octubre para acá debajo de la máquina: frijol, maíz y ahora maíz otra vez, las dos primeras las perdí; pero si los gastos siguen disparados hay que guindar los guantes”.

Para Aldo Fortaín Sánchez, presidente de la CCS Juan Darias, “el primer mes fue muy duro, algunos productores fueron sancionados en la tarifa por un sobreconsumo, los precios son exuberantes; sí, hay señales de que disminuirá algo el pago en febrero”.

Como si la cuestión de la tarifa fuera poca cosa, a la gente de la Juan Darias se le ha plantado delante otra realidad quizá no menos incómoda:  “La Empresa Eléctrica luego que hace la facturación va directo a la cuenta bancaria de la cooperativa y cobra del dinero que esté ahí, nos enteramos después; eso no debe funcionar así, debemos conciliar como se hace con el Lácteo, con Acopio, con Porcino, no se debe permitir que se aborde una cuenta sin antes tener una conciliación y analizar las discrepancias que tengamos”, subrayó el presidente de la CCS.

El riego es la alternativa salvadora de los cultivos en cada campaña de frío. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

CON EL REBAÑO A DIETA

Para seguir el rastro al costo de la corriente en líneas principales de la Agricultura espirituana, Escambray miró no solo el contador de los grandes pagos; en definitiva son expresión del alto uso del riego en función de elevar las producciones. Procuramos leer también el impacto de la tarifa eléctrica en el mundo de la ganadería a través de una productora de primera fila, Ana Julia Álvarez Rey, integrante de la CCS Mártires de Taguasco, en el municipio de Cabaiguán.

“Si tenemos esa gran conquista de la electrificación empujada directamente por Fidel, ¿a quién se le ocurre que alguien para producir tenga que pagar esa cantidad de dinero por un poco de corriente en medio de la tremenda sequía y la escasez de insumos?; hoy son dos prioridades: salud y alimentos; ¿quién los produce?, el guajiro, el que siempre ha dado el paso al frente.

“A mí el corrientazo me llegó al alma, porque el desarrollo me trajo la electricidad y la máquina forrajera para molerle la comida al animal para que pueda dar la producción de leche o pueda ser en el futuro un buen semental; además, no se la puedes echar cruda porque se enferma, y solo de vacunos tengo 328 cabezas.

“En enero me llegó la tarifa con 17 324 pesos, antes pagaba 600, 800 pesos; esa cifra todavía me estremece, es que ni vendiendo un toro genético todos los meses llego a ese pago; ¿consecuencias?, para decírtelo claro: aun teniendo la caña, el king grass y la máquina forrajera, el rebaño está pasando hambre porque lo tengo a dieta reducida en plena sequía, consciente de que eso compromete el futuro genético de la finca, pero no puedo con tanto gasto de electricidad”, concluyó Ana Julia Álvarez.

DOS MESES SIN PAGAR SALARIO

Escambray estuvo a punto de cerrar la facturación del día y tirar el cable a tierra, mas respetó el circuito de trabajo pactado para la jornada y fue hasta la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Aramís Pérez, en Cabaiguán, donde casi toda el área está bajo riego electrificado, una añoranza de todo productor.

Esta CPA cayó en una ratonera con el consumo que tuvo en el primer mes del año y por la diabólica facultad de poder “halar” directamente el dinero de la cuenta bancaria, la Empresa Eléctrica cobró a la entidad en enero 141 000 pesos, justamente el pago por las ventas de tabaco tapado de dos productores, que ahora mismo siguen a la espera de cobrar.

“La Empresa Eléctrica tiene que saber que nadie estaba preparado para ese costo porque la Agricultura no es una fábrica de jabón; estamos a inicio de marzo y todavía a la cooperativa no ha llegado la factura de enero, dicen que tienen problemas con el papel; la realidad es que los 85 socios de la CPA estamos desprotegidos financieramente, sin embargo, los campesinos alrededor de la cooperativa pagan 200 pesos el día, de manera que la CPA se quedará sin fuerzas si no se apura y le paga un anticipo digno a los trabajadores”, detalló Nielvis Hernández Quintero, económica.

“Como está de brava la sequía, a los cultivos que tenemos —tabaco, plátano vianda, yuca, malanga, tomate, maíz, garbanzo, frutabomba y otras hortalizas— hay que regarlos en el mes no menos de tres veces cada uno. Hicimos nuevas fichas de costo a partir de la reducción del 15 por ciento de la tarifa eléctrica y bajamos a 119 000 pesos, muy cara todavía, eso representa el 40 por ciento del gasto total de los cultivos varios”, aseveró Idel Gil Coca, presidente de la CPA.

Afortunadamente la decisión no es cerrar la cooperativa; pero, según el directivo, “de continuar la situación agravante con los gastos tendríamos que cambiar el objeto social, que es tabaco y cultivos varios, hacia la ganadería y otras variantes.

“Sabemos que son asuntos en análisis, pero hace falta rapidez, llevamos dos meses sin pagar a los trabajadores por problemas de créditos, contratos y otras trabas; sin embargo, no hemos dejado de producir ni de entregar comida; se aprobó un subsidio de 15 centavos por el enfriamiento de cada litro de leche y todavía no lo pagan ni alcanzará para cubrir el gasto de corriente porque el Lácteo está recogiendo el producto cada cinco o seis días en espera de que haya un mayor volumen; pero el termo lo tenemos trabajando ininterrumpidamente, el gasto de corriente cae sobre la CPA y ya ese equipamiento nos generó pérdidas en enero y febrero”, añadió.

Parecía que cogiendo los precios de Acopio por el narigón se podía timonear la Agricultura, no obstante, en el contexto de la Tarea Ordenamiento han surgido otros entuertos —los costos de la corriente eléctrica para el riego, de los insumos, de las materias primas y de los jornales, por ejemplo—, una realidad que pudiera descarrilar la producción campesina justamente cuando más la necesita el país.

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