A propósito de celebrarse el 11 de febrero el Día Mundial del Enfermo, desde esta página web le rendimos un merecido homenaje al cuerpo de médicos, enfermeros, paramédicos y a todos los trabajadores de la salud que cuidan el bienestar de cada enfermo
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Por: Hugo Crespo Crespo
Cada 11 de febrero se conmemora el Día Mundial del Enfermo. La fecha puede ser referencia para reflexionar acerca de cuántos de nuestros familiares, amigos, compañeros o vecinos, los afecta una dolencia, situación a la que nadie es invulnerable.
Son varias las enfermedades que afectan a un ser humano. Unas con solución a corto, mediano o largo plazo, otras transitorias, estacionales, hereditarias, menos y más complejas y algunas que se agraven hasta provocar la muerte de un ser querido.
No obstante, ante el panorama de salud que presenta un paciente encontramos a esa persona capacitada para atender y orientar cada tratamiento, y a los que apoyan cada una de las acciones, ya sea el médico, enfermera o enfermero, profesionales encargados de aliviar el dolor ajeno.
Cabaiguán al largo de la historia ha contado con valiosos ejemplos de estos galenos y paramédicos que se han convertido en símbolos de estas profesiones y su impronta ha transitado de generación en generación.
En la extensa lista de estos hombres y mujeres de la medicina y la enfermería en Cabaiguán a lo largo de la historia, podemos encontrar a los Doctores Madariaga, Alberto Crespo Calderón, Wifredo Zayas Mendoza, Julio Sánchez Medel, Ricardo Jorge Oropesa, el ortopédico Garzón, a Rosita la oftalmóloga, a los estomatólogos Héctor y Orlando Mendoza, el Psiquitara Tomás Barrios Álvarez y las enfermeras Iselda Palomino Lorenzo, María del Pilar Boan Camacho y Evidia Álvarez González, por solo citar algunos.
Precisamente de esta última enfermera hacemos referencia por todo lo que planteó acerca del tratamiento de un enfermo, las condiciones de higiene de las salas de hospitalización, cómo debía seguirse la medicación del paciente y la forma del trato de este profesional a esos que necesitan tanto aliviar el cuerpo como el alma. Por eso alegaba: Yo quise vivir para los demás y el premio lo tuve con la medalla Florence Nightingale”. Otorgada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, esta condecoración reconoce lo excepcional de una entrega a la humanidad. Ella fue la primera latinoamericana en recibirlo.
Sobre Evidia se ha escrito en varios sitios y revistas y es preciso destacar que nacida en los campos de este terruño cabaiguanense cercanos a Santa Lucía, en 1938, esta pequeña mujer de estatura y grande de dimensión humana, desde los 8 años pensó ser enfermera y desde los 14 ya tuvo la jeringuilla en sus manos, brindando servicios en el Oriente cubano cuando el ciclón Flora azotó esa región.
A partir de entonces; fueron miles los pacientes que supieron de sus manos bondadosas, tanto en Cabaiguán, Sancti Spíritus, varios hospitales en Cuba y allende los mares, ya que su contribución en este campo llegó hasta países como Etiopía, Haití y Panamá entre otros. En más de cinco misiones internacionalistas conoció las penurias y el estado crítico de la salud de los habitantes de esas naciones del orbe.
En 1961, como casi toda la juventud de esa época, Evidia se sumó a la Campaña de Alfabetización en una zona de campo en Zaza del Medio. Al finalizar esta labor comenzó en La Habana la carrera de Enfermería, en el Hospital Joaquín Albarrán.
Fue fundadora del Servicio Médico Rural e integró el claustro de profesores de la Escuela de Enfermería Martha Abreu, en Santa Clara. A mediados de la década de los 60 retorna a Sancti Spíritus, donde el déficit de ese personal sanitario era significativo.
Luego vendrían otras cuestiones que hicieron posible fortalecer a Evidia en esta profesión. Al graduarse, continúa superándose en varias especialidades, participó en la campaña de vacunación contra la poliomielitis, colaboró en el programa de tuberculosis para sacar a los enfermos de los hospitales y con apenas 20 años, impartió clases en Santa Clara, Sagua la Grande y Cienfuegos para formar más enfermeras y convertirse en la directora del primer policlínico integral de la región central que se abriera en Ranchuelo.
Fue denominada por los Órganos del Poder Popular para atender la Salud Pública, los Servicios Comunales y la Empresa Eléctrica, en el Gobierno Provincial por espacio de un mandato, para regresar a su cargo de Jefa de Enfermera Provincial
Después pasa a la Dirección Municipal de Salud de Cabaiguán junto al equipo de Enfermería y de Asistencia Médica, como asesora del programa del adulto mayor y profesora de la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus.
Perteneció a la Sociedad Cubana de Enfermería desde su fundación en 1976.
La trayectoria de Evidia Álvarez González no puede resumirse en dos o tres cuartillas, su afán por el estudio y la superación la acompañaron siempre. Su búsqueda bibliográfica era recurrente en la Biblioteca Pública Beremundo Paz y su preocupación por el adulto mayor fue otra de sus grandes aficiones, hasta el día que dejó esta vida para ocupar otra dimensión en 2017, en la que ella tiene un sitio perenne para la historia mundial de la enfermería y los cuidados de un enfermo.
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