A unos pocos kilómetros de la cabecera municipal (5 exactamente), la finca agroecológica “La Karioka”, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base Genético Porcino Cabaiguán muestra que no valen escaseces, tropiezos ni crisis, cuando la voluntad del hombre es firme, su consciencia sólida y cuenta con un líder capaz de soñar la imposible
Por: Lillipsy Bello Cancio.
No es Toboso amigo de los homenajes a su figura. Por eso, durante el recorrido por las 13.6 hectáreas que conforman la propiedad le insistió a esta reportera que los “culpables” de lo que allí comienza a surgir son los 72 trabajadores de la UEB, los cuales, además de garantizar el mejoramiento óptimo de la masa porcina y atender los más de 4 mil animales que, repartidos en 17 naves, acaparan la mayor parte de su atención, y garantizar su reproducción, maternidad y desarrollo, se las ingenian para “sacarle frutos a la tierra”.
Tal es así que ya se produce en “La Karioka” la caña, yuca, plátano burro, maíz y otras especies proteicas, suficientes para además, alimentar las 94 gallinas “legos” (populares por su gran capacidad de poner huevos) y las 88 “montañesas” (opción de crianza en condiciones de sostenibilidad por ser muy resistentes y de fácil adaptación a las características de país tropical), los treinta patos que hoy viven en pareja (buscando incrementar sus índices de reproducción), y los 130 conejos (y cuyo rebaño también crece, en la misma medida que lo hacen la voluntad y los deseos de la gente de Toboso).
Producciones que, acompañadas por la creatividad, la sabiduría popular y tradicional (esa que existía antes de los piensos), su dedicación y desprendimiento cuando de compartir el conocimiento se trata y el ingenio de quienes solo ven en las dificultades oportunidades para crecer les han permitido procesar la yuca en la única forrajera de la finca, elaborar los yogures, implementar la lombricultura y establecer el colector de materia orgánica, por solo mencionar algunos ejemplos.
Pero, quien los conoce, los ve trabajar, llega sin previo aviso y constata que la adiestrada, el contador y la cajera acaban de salir del campo y no dejaron ni un cangre en la carreta, entiende por qué estos “inconformes” no solo pretenden autoabastecer el comedor de la entidad, poder venderle un nivel de producciones a los trabajadores a un costo menor que el de afuera y hasta llegar a poder comercializar excedentes en la feria dominical o lograr encadenamientos productivos con MIPYMES o las entidades gastronómicas del territorio.
Estos muchachos saben que con ciencia, los resultados se incrementan. Por eso, especialistas de la Universidad “José Martí” de Sancti-Spíritus ya los asesoran para lograr la implementación de las energías renovables en el camino hacia sus objetivos finales: un molino de viento por rescatar, la instalación de paneles fotovoltaicos para el riego de agua a los cultivos y la impermeabilización del tranque constituyen el inicio de una alianza que se anuncia pródiga, fuerte, sostenible…
En “La Karioka” falta mucho por hacer: un cafetal por ordenar, un guayabal que espera crecer, un biogás listo para echar a andar, corrales por ocupar, una yunta de bueyes que aguarda por ser más, pero la tropa de Toboso (la del Genético) no cree en imposibles y con la vigilia de Mariluz, Castañeda y Diosdado que duermen con un ojo abierto por aquello de que los bandoleros siempre acechan, se puede afirmar desde ya que la soberanía alimentaria ha encontrado en Cabaiguán una finca donde prosperar.
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