viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad

En la última de las edades la vida continúa

Este 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Adulto Mayor y sobran voluntades para mitigar el envejecimiento poblacional, fenómeno social que preocupa al mundo debido al abandono que se evidencia hacia las personas de esta edad

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Cabaiguán figura entre los municipios más envejecidos del país.

Por: Alexey Mompeller Lorenzo

A la tercera edad no va la vencida. Ni porque la soledad sea uno de los grandes enemigos de la vejez, a veces impuesta por la pérdida de un ser querido o el síndrome del nido vacío,  deléitese en esta etapa que la vida le regala.

El privilegio de levantarse y peinar con las manos las canas frente al espejo que le ha mostrado sus días durante décadas, vale la suma de los años. Los pliegues en la piel, llamar a sus hijos por el nombre de los nietos, agitar al amanecer porque la noche le intimida y envolverse en fricciones analgésicas para disimular las molestias musculares que le quitan el sueño hacen de esta nueva temporada una experiencia para contar.

Puede que un bastón limite aquella marcha bisoña y el baile del que regresaba con los zapatos lisos. Ahora ese apoyo le consiente danzonear a su ritmo, reencontrase con los de su generación en el parque testigo de sesiones de taichí, pedir plan jaba en la cola y acompaña sus tardes en el portal para recordar el pasado que parece fue ayer.

Y está aquí después de la pandemia de la COVID-19 que le forzó a despedirse de familiares, conocidos y de quienes con menos onomásticos celebrados llenan de ausencias un hogar.

Mirar a la tercera edad con ojos de agradecimiento, consuela. Es el derecho de abuelos y abuelas que han asumido la crianza y formación de sus nietos. El mejor de los pagos se sustenta en dejar pasar las traiciones de la memoria y no recriminarlos por los olvidos que en algún momento cometeremos, permitirles el discurso de sus aventuras, conocidas hasta el cansancio pero necesarias para ejercitarles el pensamiento y respetar su palabra que no por sonar quebrada por el tiempo se hace invisible.  

Si se contaran los años de los pacientes que a diario acuden a las consultas de geriatría de Cabaiguán acumularíamos siglos. El municipio va a la cabeza de las ciudades más envejecidas del país y quienes asisten a los especialistas recién refrendaron el Código de las Familias.

El sí dado convirtió el amor en ley con garantías enfocadas en el bienestar de los ancianos, su autodeterminación es prioridad, vela por las preferencias e igualdad de oportunidades en el contexto familiar y favorece su empoderamiento, razones suficientes para mitigar el envejecimiento poblacional, un fenómeno social que preocupa al mundo. En la última de las edades siga la filosofía del empresario y poeta estadounidense Samuel Ullman: “(…) Envejecemos abandonando nuestros ideales. Los años pueden arrugar la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma”.

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