lunes, noviembre 25El Sonido de la Comunidad
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En tiempos de coronavirus, mejor contagiarnos de valores

Por: Daimet Sanz Rodríguez.

¡Si vamos a contagiarnos de algo, que sea de fé, esperanza y amor! Así reza una de esas postalitas que hoy inundan las redes sociales muy a tono con la situación que vive Cuba y el mundo entero en los momentos actuales, debido a la expansión global del nuevo coronavirus SARS COV 2. 

Yo le agregaría a esta sentencia la necesidad de contagiarnos también de solidaridad y humanismo, algo que a los cubanos no nos falta y que en estos tiempos, cuando la COVID 19 se empeña en cobrar cada vez más vidas humanas, colapsar sistemas de salud y economías en el mundo entero, estos dos valores se imponen, y necesitan multiplicarse en todos para que podamos salir airosos de esta situación, aún cuando ya son varios los decesos que se lamentan en el país y el orbe, cifra que continúa en aumento pese a los esfuerzos realizados para evitar tan fatal desenlace.

Y hago énfasis en estos dos valores porque si algo ha sacado esta pandemia es lo mejor del ser humano, y aquí incluyo todos esos rasgos que nos hacen únicos e irrepetibles, y que aún, en medio de estas difíciles circunstancias algunos no ponen en práctica.

Nada cuesta por estos días que los jóvenes de casa asumamos todas las tareas que demanden una gestión puertas afuera de la vivienda porque así estaríamos cuidando a la familia.

Nada cuesta brindarle nuestro apoyo a algún vecino, que vive solo, y que también demanda de esas tareas extradomiciliarias.

Nada cuesta colaborar con esa vecina costurera que se ha dedicado a hacer nasobucos para las personas necesitadas en el barrio aportando retazos de tela o hilos que tengamos en casa.

Nada cuesta dedicar unos minutos, a las nueve de la noche, para aplaudir por todo el personal de la salud que hoy lidera esta batalla contra la COVID 19, quienes cada día le ven la cara al virus y lo combaten con todas sus fuerzas, pero también por todos esos que desde sus diferentes sectores apoyan a la dirección del país en las medidas que ha tomado para que libremos esta batalla tan desigual.

Acciones como estas, claro, con la debida utilización de los medios de protección, no cuestan nada, pero sí, dicen mucho de quién somos como personas, de cuánto nos importan la familia, los vecinos, los compañeros de trabajo, los amigos, de cuánto agradecemos por el cuidado que nos profesan estos duendes de batas blancas, o verdes, que hoy, con mayor fuerza, se desvelan por salvar vidas. 

Sin amor al prójimo y a la vida, esperanza en que esta pandemia dejará de afectarnos, y fe en que se encontrará la cura para esta enfermedad que ha venido a implantarnos un aislamiento al que no estamos acostumbrados los cubanos, no ganaremos la batalla. Pero sin humanismo y solidaridad, tampoco.

Seamos felices, aún en tiempos de coronavirus, entreguemos lo mejor de nosotros y aportemos nuestros esfuerzos para que esta realidad que hoy se torna gris, muy pronto cambie de color.

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