Por: Hugo Crespo Crespo
Cuando conocí a esta mujer y observé su trabajo quedé impresionado. Fue en la escuela Camilo Cienfuegos de Cabaiguán donde mi hija cursaba la enseñanza primaria, entre los años 2010 y 2013 y en uno de los grados terminales, ella le impartió el turno de Biblioteca Escolar.
En varias ocasiones tuve el placer de escuchar desde una posición incógnita algunos de aquellos encuentros, mientras esperada la salida de mi hija. Todos parecían encantados por la magia de una hada madrina. A pesar de la edad y las características de los estudiantes de quinto y sexto grados, sólo se escuchaba aquella voz que traía al espectador una escena cargada de personajes y un ambiente tan real como si se disfrutara de una obra teatral o de un excelente filme.
Ella dirigía la orquesta y cuando alguno de los pequeños hablaba, lo hacía de forma correcta, a media voz y con estricta disciplina. Todo el móvil era su actividad, los minutos pasaban y nadie parecía exhausto a pesar de la hora, ya casi cayendo la tarde, el diálogo era fluido y tanto emisor como receptor se nutrían de criterios e ideas aportadas por ambos. Al final aplausos a las mejores respuestas y yo desde un rincón aplaudía como uno más de los espectadores.
Era una mujer culta y preparada, amable y respetuosa, alguien que lleva el sello del evangelio vivo, y esa huella; a pesar de irse muy rápido de este mundo terrenal se quedó allí entre estudiantes, padres, su colectivo laboral, familiares y amigos.
Tanta fue mi admiración que no pude contener mis ansias por saber de ella, de su trayectoria laboral y de esa pasión y temperamento para este trabajo.
Sin pensarlo un día llegué hasta la acogedora Biblioteca y descubrí aspectos de esta pedagoga que debe estar en un sitio bien señalado en nuestro magisterio.
Era y será Eneida Fernández López, quien nació el 9 de octubre de 1957 en Yaguajay, antigua provincia de Las Villas. Sus padres fueron Enrique y Ángela.
El progenitor de la familia se dedicaba a laborar en las zafras azucareras y a otros oficios en tiempo muerto, su madre, fue ama de casa y posteriormente auxiliar en algunos centros educacionales en la zona de Guainabo donde transcurre su infancia.
Los primeros estudios de Eneida Fernández León, los inició en el centro Manuel Ascunce Doménech de su zona natal hasta el quinto grado y posteriormente realiza el sexto en la escuela Nguyen Van Troi.
A instancias de una tía puede cursar la secundaria básica en el plantel Marcelo Salado Lastra de Remedios donde concluyó séptimo y octavo grados, y después regresa a Yaguajay para realizar el noveno y el décimo en el centro Camilo Cienfuegos Gorriarán.
Con sólo 17 años y por emergencia de profesores de Español y Literatura una asignatura que siempre tuvo entre sus favoritas, Eneida comienza a trabajar en la propia escuela Camilo Cienfuegos del norteño municipio de la hoy provincia de Sancti Spíritus como profesora de esta materia.
Al mismo tiempo, inicia la superación en el instituto de perfeccionamiento educacional y posteriormente pasa a cursar la licenciatura en esta rama en el Instituto Superior Pedagógico Silverio Blanco Núñez donde se gradúa en los años ochenta.
Al trasladarse para el territorio cabaiguanense, Eneida comienza a laborar en la ESBEC Augusto César Sandino durante cuatro años, donde funge como subdirectora docente, después pasa al Instituto Preuniversitario Israel Reyes Zayas, conocido como el Pre militar de la zona de Manaquitas donde entre otras responsabilidades fungía como secretaria general del núcleo del Partido.
Allí transcurrieron 19 años de su actividad profesoral, donde respeto y seriedad se unieron en una mujer que reúne todo el temperamento posible para enfrentarse a cualquier nivel educativo.
Al presentar algunas dolencias en su salud y el cierre del referido plantel, Eneida Fernández comienza a laborar como bibliotecaria en la escuela Camilo Cienfuegos Garrirán de nuestro municipio, donde permaneció por más de diez años.
Ostentaba la medalla Rafael María de Mendive, la Distinción por la educación cubana, Sello trabajadora ejemplar y varios reconocimientos y premios en eventos y concursos entre ellos el Leer a Martí.
Eneida extendió su aporte a la sociedad un poco más allá como secretaria del bloque de la Federación de Mujeres Cubanas, Celia Sánchez Manduley, donde también fue elegida al VII Congreso de la organización femenina.
Esta ejemplar educadora falleció en el año 2015, y a pesar de los cinco años de ausencia física, Eneida Fernández sigue siendo referencia obligada para presentes y futuras generaciones de maestros cubanos. Dar a conocer estas historias de vidas es hacer honor a quien honor merece. Ella estará por siempre en la amplia lista de lo que apostaron, apuestan y apostarán por la educación cubana.