Tomado de Escambray
Aseguró a Escambray el enfermero Osmany Santana Quintero, quien ya ha traslado a tres enfermos con la COVID-19 desde Sancti Spíritus hasta Santa Clara.
La pandemia provocada por el nuevo coronavirus causa verdaderos estragos entre el personal sanitario de no pocos países del mundo, por ejemplo, hace unos días ya en España se habían confirmado 9 444 casos, en China y en Italia también se reportaron cientos de afectados, incluidos algunos salubristas muertos.
Ante esa lamentable realidad, un equipo de Escambray decidió asumir el riesgo y contactar durante los días de descanso en su casa con Osmany Santana Quintero, enfermero del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) en la provincia quien se encuentra en la primera línea de enfrentamiento a esa enfermedad en el territorio prestando sus servicios en el Hospital Provincial de Rehabilitación, desde donde ya ha trasladado tres casos positivos con la COVID-19 hacia el Hospital Militar de Santa Clara.
“El primer caso que trasladé fue una paciente de 71 años de Los Olivos. Tuvimos que parar en la Autopista para ponerle la cuña porque necesita orinar. Hubo manipulación y tuve bastante contacto con ella. Luego trasladé a otra que estaba hipertensa y necesité tomarle la presión. Fueron traslados normales, todos los casos que hemos llevado han estado conscientes, orientados, todavía estables, con su enfermedad, pero normales”.
¿Qué medidas de protección toman ustedes para no contagiarse con estos pacientes positivos?
“Por lo general nos ayudan a vestir, nos ponen un piyama, sobre ese piyama nos ponen una bata, una sobrebata, dos nasobucos, dos pares de guantes, el gorro, las botas de tela sobre los zapatos y unos espejuelos especiales para eso. Cuando llegamos a Santa Clara se lava la ambulancia, la desinfectamos con agua clorada y una mochila, nos quitamos esa ropa, nos bañamos, nos ponemos ropa limpia que llevamos de aquí. Cuando regresamos, acá volvemos a lavar el carro, lo volvemos a desinfectar, nos bañamos y nos cambiamos de ropa otra vez. Hasta ahora viajamos delante porque no ha habido necesidad de ir atrás con el paciente, pero si fuera ventilado o en estado más complicado tendríamos que ir con él”.
Usted sabe el riesgo que corre en su trabajo actual, ¿por qué aceptó una responsabilidad tan peligrosa?
“Hay que dar el paso al frente porque nosotros tenemos hasta falta de personal en el sistema. Yo trabajaba en la mesa coordinadora, asumí ese carro por la situación que está viviendo el país con esta enfermedad. Soy enfermero desde hace 32 años, ese es mi trabajo y alguien tiene que realizarlo, las personas nos necesitan y en estos momentos mucho más. Yo quiero estar ahí”.
¿Y no ha sentido miedo?
“Miedo no, preocupación, preocupación por mi familia y por mí porque nos podemos enfermar. De hecho, los dos hijos míos más pequeños que viven conmigo los mandé para Yaguajay para casa de la abuela y los otros dos es mejor que no me vean por ahora. Mi mamá, que tiene 69 años, todos los días almorzaba y comía aquí, pero ahora la mandé para su casa y le dije que no saliera hasta que no pasara esto. Estamos mi esposa y yo solos”.
Sus respuestas llegan cortas, sin mucha envoltura, en la pequeña sala de su casa en la calle Sexta del reparto espirituano Kilo 12, donde su compañera Yetsy Rodríguez, también enfermera del SIUM, prepara un café de cortesía para los reporteros.
Este Licenciado en enfermería trabajó más de una década en el Cuerpo de Guardia de La Sierpe, “donde nací y me crié”, y desde hace más de quince años comenzó en el SIUM, además de que cumplió un año de misión en Venezuela.
“Hablaron conmigo para que yo asumiera la ambulancia de emergencia que tenemos para trasladar los casos positivos. Tiene monitor, desfibrilador, ventilador, oxígeno, ventilador, todo lo que necesita un carro de emergencia. Hay otro que traslada los casos sospechosos. Recibimos una amplia preparación para trabajar con esta enfermedad. En estos momentos mantenemos tres turnos y descansamos 48 horas. En los viajes a Santa Clara me acompañaron los paramédicos Pedro Cuevas, Carlos González y Pablo Crespo”.
¿Alguno de sus compañeros del SIUM que se encuentran con usted en el Hospital de Rehabilitación ha presentado síntomas o se encuentra contagiado?
“Ayer una enfermera que trabaja conmigo se ingresó allí mismo por algunos síntomas, tuvo febrícula y se sentía mal”.
¿Considera que tomando todas las medidas y cumpliendo los protocolos establecidos el personal de Salud se encuentra a salvo?
“Todas las medidas que uno tome son pocas. Hasta ahora no hemos tenido que ir con los pacientes contagiados, cuidándose pienso que no haya posibilidad de contagiarse, aunque siempre hay riesgo, pero no ese riesgo mayor, vamos a ver después”.
¿Usted no ha sentido malestar ni nada?
“Hasta ahora no”.
Y mentalmente, ¿cómo se siente, duerme bien?
“Anoche, por la preocupación de la compañera que ingresaron ayer que estaba conviviendo con nosotros, no dormí bien, pero por lo general yo duerno bien”.
Cuando usted sale del Hospital de Rehabilitación, ¿cómo se cuida para no contagiar a su familia, a su barrio?
“Antes de venir para acá me baño. Cuando llego a la casa camino por una placa desocupada que hay al lado, me quito la ropa y todo lo tiro para el lavadero que está en la parte de atrás. Mi mujer me prepara el baño y entro directo a bañarme otra vez”.
¿Y durante sus días de descanso debe mantenerse aislado o sale de casa?
“Estoy saliendo bastante poco de mi casa, me paso el día aquí viendo televisión”.
Sus vecinos conocen el tipo de trabajo que realiza, ¿ha sentido preocupación o rechazo por parte de ellos?
“No, al contrario, me preguntan por los casos que traslado, por su salud, no por temor a que yo los contagie ni nada de eso”.
En medio de la crisis y el caos que vive el mundo hoy por esta epidemia, dentro de tanto dolor y preocupación ¿tiene algún mensaje para los espirituanos?
“Hay que cuidarse mucho, que usen nasobuco, la higiene de las manos y que no salgan por gusto a la calle, que eviten las aglomeraciones, que ahí está el peligro, nadie sabe quién lo tiene, hay muchas personas que han tenido contacto con personas llegadas desde el exterior y eso es una cadena y nadie sabe por dónde anda”.
¿Escuchó anoche la iniciativa de los aplausos? “Eso fue muy bonito, me sentí reconocido y ojalá todo el mundo siga reconociendo nuestro trabajo”.