viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad

Evidia, enfermera cabaiguanense en tiempos de Covid-19

Por Aramis Fernández Valderas

Evidia Álvarez González, enfermera cabaiguanense, ya fallecida, primera  cubana en ser condecorada con la Medalla Florence Nightingale, condecoración civil de carácter internacional otorgada por el Comité Internacional de la Cruz Roja que fue creada en el año 1912. 

Esta medalla sirve de reconocimiento a las personas que se hayan distinguido, tanto en tiempo de guerra como en períodos de paz, por: Haber mostrado una valentía y una entrega excepcionales en la atención prestada a heridos, enfermos, inválidos o en favor de poblaciones civiles, ya sean éstos víctimas de conflictos o catástrofes y haber prestado servicios considerados ejemplares o haber demostrado tener un espíritu pionero y creativo en los ámbitos de la prevención, la salud pública y la formación a los cuidados de enfermería.

Un contingente de enfermeros y enfermeras de la provincia de Sancti Spíritus lleva el nombre de la pequeña mujer, que en estos momentos de pandemia presta ayuda en la cercana demarcación de Villa Clara.

Estos hombres y mujeres llevan consigo el desinterés y la valentía de la especialista nacida el 27 de julio de 1938, en la finca el Potrón, donde el diablo dio cuatro gritos y no se oyó, pero Evidia se propuso desde que pudo salir de allí por el camino de la ciencia y no solo en alguna imagen tomada por los fotógrafos ambulantes de entonces.

En contra del criterio de los padres deseosos de tenerla ayudando en la casa  y alimentando las gallinas del patio la joven iba y venía a diario desde la ciudad cabecera del municipio hasta el enclave rural, así  realizó sus estudios hasta el sexto grado  en la escuela  presbiteriana de Cabaiguán.

De acuerdo al sitio http://www.revenfermeria.sld.cu/:  En 1961 se sumó a la Campaña de Alfabetización en la brigada Conrado Benítez en una zona de campo en Zaza del Medio del municipio de Taguasco, provincia de Sancti Spíritus. A partir de ahí estudió en la Habana la carrera de enfermería en el año 1962, en la Escuela «Lidia Doce», y realizaba las prácticas en el Hospital Clínico Quirúrgico «Joaquín Albarrán».

En 1963, el ciclón Flora afectó la región oriental de Cuba, Evidia partió a Aguas Verdes, a orillas del río Cauto, antigua región de Bayamo, donde estuvo 22 días en una casa de campaña. Con apenas catorce años, siendo aún estudiante de enfermería, cargó con una mochila de jeringuillas y medicamentos para salvar a las víctimas de la inundación. Allí dio muestras de actitud ante la catástrofe natural. Ayudó a exhumar cadáveres, labores de saneamiento, vacunación de la población, entre otros.

Posteriormente le propusieron el curso de Administración de Salud Pública en la escuela Carlos Juan Finlay en los años 1964-1965.

Al concluir este curso, inauguró los Servicios Médicos Rurales en las campañas masivas de inmunización contra la difteria, la tuberculosis, la poliomielitis y el tétanos en las montañas del Escambray, en el centro de Cuba.

Integró el claustro de profesores como instructora de la Escuela de Enfermería Martha Abreu, en Santa Clara, Sagua la Grande y Cienfuegos, para formar más enfermeras y convertirse luego en directora del primer policlínico integral de la región central que se abriera en Ranchuelo.

En el año 1966 retorna a Sancti Spíritus, donde el déficit del personal de enfermería era significativo, entonces abrió la escuela de enfermería y fue jefa regional de enfermeras.

Entre los años 1967 al 68 graduó, junto a su pequeño claustro, aproximadamente 500 auxiliares de enfermería que tenían sexto grado, y en el año 1969 abrió la escuela de enfermería para superar a las auxiliares.

Años más tarde, desde 1977 a 1981 trabajó en Etiopía como jefa del grupo médico, en el hospital de Nekente, en Weullegas, al sur de la capital. Allí, entre balas y heridos, conoció un niño que se convirtió en alguien muy especial para ella; sus condiciones de salud eran muy malas, tenía una enfermedad llamada Kwashiorkor, debido a la falta de proteína e insuficiencia de aminoácidos. En unión al pediatra cubano que la acompañaba le salvaron la vida en nueve meses.

En la década de los 80, en la Universidad «Serafín Ruiz de Zarate Ruíz», cursó la Licenciatura en enfermería, demostrando su tenacidad para lograr sus propósitos.

En 2001 marchó a Haití en misión internacionalista, donde permaneció hasta 2005, laborando en funciones de perfiles preventivos, entre otros. Intervino en vacunaciones masivas, organizó círculos de abuelos y de adolescentes, aplicó encuestas relacionadas con el VIH/sida. Atendía a más de 5 000 pacientes, distribuidos en unas 380 casas.

Allí también se ocupó de la docencia, formó enfermeras porque existía la tendencia de los partos extra hospitalarios, entonces les brindó un adiestramiento de lo que ellas debían saber para que no se infectara la mujer, entre otros procedimientos.

Por eso había estado en Panamá en un curso peculiar que le ofreciera la Organización Mundial de la Salud por su labor en la prevención de enfermedades y en el Programa Materno Infantil. También recibió otros cursos de superación

Evidia Álvarez González opinaba que una enfermera debía tener una vocación bien definida, estar dispuesta a vivir más para la humanidad que para sí misma, ser integral, discreta (cualidad indispensable en la enfermería), preocuparse por su educación, ser exigente consigo misma y con los demás, ser  sacrificada y, sobre todo, sentir pasión por el estudio.

Por todos sus aportes a la enfermería cubana, latinoamericana y mundial, a la educación y la administración en enfermería y a la salud pública recibió múltiples reconocimientos, distinciones y medallas.

Entre los candidatos de 50 países, el Comité Internacional de la Cruz Roja, en el cual ingresó en el año 1962, reconoció lo excepcional de su entrega a la humanidad con la medalla Florence Nigthingale, por salvar vidas ante Desastres Naturales en Cuba y otros países en el año 1979.

En el año 2017, esta excepcional mujer, de carácter fuerte y gran sensibilidad para el dolor ajeno, fiel a su patria, a su profesión, a sus pacientes, a sus estudiantes, a sus compañeros y amigos, falleció en el Hospital General «Camilo Cienfuegos» de la Provincia de Sancti Spíritus.

A tres años de su partida su nombre sigue inspirando a sus colegas, por eso Evidia la enfermera está presente en tiempos de Covid-19.

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