Con la llegada del nuevo año, Cuba celebra el cumpleaños 65 de su Revolución: perseguida, atacada, pero firme y vigorosa como aquel primer día de 1959
Está de cumpleaños nuestra niña mimada, la más querida, la que a pesar de los contratiempos, siempre se levanta… la que no conoce las derrotas, la más añorada por los que un día decidieron marcharse y la más sufrida por los que todas las mañanas se levantan a construir el futuro de sus hijos.
Ya lo diría el Comandante: el camino a partir de entonces sería el más difícil de transitar… y para no variar, tuvo razón: entre bloqueos, períodos especiales, ataques terroristas, campañas de descrédito y pronósticos constantes de su descalabro ha desandado esta protectora insuperable de los humildes.
Para la soberbia del tío Sam, la osadía de los barbudos de la Sierra Maestra al sustraer a Cuba de la esfera de dominio, de su dominio era “un mal ejemplo” que debía ser borrado cuanto antes de las páginas de la historia.
De entonces a la fecha, la CIA ha movilizado y entrenado a miles de mercenarios, y cada anfitrión de la Casa Blanca los ha mandado a invadir a Cuba. Todos han sido vergonzosamente derrotados por un pueblo en armas, formado ideológicamente en las doctrinas del Maestro, que es como decir en las doctrinas de que un mundo mejor siempre es posible.
El tiro les sale por la culata una y otra vez. No importa que una despiadada pandemia azote al mundo, que las guerras pululen y que la hambruna aniquile a cientos de miles por doquier: agredir a Cuba, perseguir esta isla significa más que propósito firme, obsesión desmedida de quienes no pueden entender la capacidad de resistencia de un pueblo convencido de que doblegarse no será nunca la opción.
El Tío Sam no entiende de poner sus barbas en remojo y del peligro que ello entraña. Ha transformado a muchos de los cubanos exiliados en Miami en terroristas que derriban aviones, que hacen explotar bombas, que promueven sabotajes. Invirtió fortuna tras fortuna para alcanzar el más espectacular objetivo terrorista: eliminar a Fidel. Fueron más de 600 atentados. Todos fracasados. Fidel falleció en su cama, rodeado por su familia, acompañado y llorado por su pueblo, el 25 de noviembre de 2016, poco antes de que la Revolución cumpliera 58 años. Había sobrevivido a 10 ocupantes de la Casa Blanca que autorizaron acciones terroristas contra Cuba.
La Revolución que llegó triunfante aquel Primero de Enero de 1959, el primer día de un nuevo año de prosperidad, reconocimiento social, justicia, amor e igualdad para todo el pueblo cubano, desterraba las tristezas, las inseguridades, los grandes males sociales que enrarecían el aire que respiraba nuestra tierra sin ofrecer ningún futuro prometedor para el pueblo.
La misma que ahora transita por uno de sus momentos más difíciles, a la que ni los peores vendavales de la naturaleza o el imperio han podido arrebatarle la alegría, la voluntad de cambiar lo que debe ser cambiado para mantener y superar las conquistas sociales que la Revolución convirtió en derechos del pueblo, la misma que cada año por esta fecha celebra su independencia, su soberanía y esta libertad de canción bajo la lluvia. ¡La Revolución cumple 65 años! Insuficiente para un país que es isla tres veces: por la geografía, por el bloqueo y por ser el único en la historia de Occidente que ha optado por el socialismo. Y cuando los cubanos celebramos, no miramos solo al pasado de tantas gloriosas conquistas en medio de muchos desafíos y dificultades. Inspirados en Martí, el Che, Fidel y Raúl, los cubanos sabemos que la Revolución es todavía un proyecto de futuro. No solo para Cuba, sino para toda la humanidad, cuando las diferencias ya no sean motivo de divergencias, y la desigualdad social figure en los archivos de los investigadores como una abominable referencia histórica, como sucede hoy con la esclavitud.
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