Cada vez que llega los primeros días del mes de noviembre los cabaiguanenses recuerdan el natalicio de su querida Cruz Elia.
Nuevamente, este 7 de noviembre, Guayos besa a su Novia.
Crucelia, como cariñosamente le llaman unos, Cruz, como le llaman otros, está de cumpleaños. Sin perder su dulzura, su sencillez y con plena capacidad mental recibe el agasajo con una dulce sonrisa, agradecida de vivir para los demás.
Muchos años han transcurrido en que los vecinos de Santa Julia, conocieron que había nacido una nueva hija al matrimonio formado por Miguel y Pura.
En un ambiente de humildad, trabajo y sentimiento transcurrieron los primeros años de Crucelia Hernández Hernández.
Su formación cultural dio comienzo en la modesta escuela de Santa Julia, en Taguasco. Tuvo la oportunidad de recibir clases de la maestra María Luisa Revuelta Yero, quien le impartía clases de Economía Doméstica. En esta asignatura aprendió a tejer, a hacer diferentes platos de postres, coser, así como realizar decoraciones propias del hogar. Participaba además en obras de teatro y actos en determinadas fechas históricas.
En el año 1939 la joven conoció a un isleño emigrado desde Tenerife, quien prendado de sus cualidades le propuso matrimonio y tras dos años de noviazgo se produjo el casamiento. Después de algún tiempo se trasladaron a vivir a Siguaney y posteriormente a Guayos, donde quedaron definitivamente instalados junto a sus dos hijos.
Tras el triunfo revolucionario se incorporó como maestra en la Campaña de Alfabetización. En 1964 se incorporó a trabajar en el Policlínico Norte, en Sancti Spíritus y en 1966 se trasladó para la farmacia 638.
Siempre gustó de escribir versos cuando se inspiraba en fechas históricas, e incluso dedicado a sus compañeros. Bajo el nombre del taller Rolando Escardó comenzaron a reunirse varios aficionados a la literatura entre los que se encontraban Julio Vera, Juan Bejerano, Nidia Concepción, Marlene González y otros. Poco tiempo después la directiva del taller Rubén Martínez Villena de Cabaiguán le invitó a unirse a sus actividades literarias.
La experiencia adquirida en este taller favoreció notablemente a la escritora para su participación en los encuentros literarios municipales, provinciales y nacionales donde obtuvo numerosos premios y menciones.
Sus mejores versos fueron recogidos en el libro Testigos de mis horas publicado por la Editorial Luminaria. También ha regalado otras publicaciones infantiles en la que está presente su sentimiento martiano como se refleja en el poema Tiempos, escrito en el centenario de La Edad de Oro, Con aro y paleta, escrito en el taller Luis Tosco y Como escribir poemas, que aparece en su última publicación.
Su arribo a los 96 llena de alegría a todo el que la conoce y la ama. Llegue desde esta página la gran FELICITACIÓN de todos los cabaiguanenses y el deseo de que nos acompañe muchos años más.