Hay hombres que sin proponérselo contribuyen a fomentar la identidad de un pueblo y así ocurrió con el multifacético Pedro Agustín Pina Peralta a quién todos conocimos como “El Piri”
Por: Osbel Ramón Díaz Mondeja
La noticia atravesó la noche y penetró hasta los tuétanos. Aunque sabía el desenlace final por la confianza mantenida durante años, que nos permitió hasta conversar de la terrible enfermedad. Aun así me resisto a creer en tu partida.
El dolor perturba mis ideas, se hace difícil la mesura para dedicarte en este difícil momento al menos unas palabras porque no te concibo abrazado por la tierra y me empeño en seguirte viendo entrar al Patio de Tila y revolver las suculentas caldosas que juntos compartimos.
¡Hay hermano!, ¿qué espacio de la cultura o las tradiciones en este pueblo no conoció de tu presencia? Tomaste la vida con la alegría de quien nunca llora y te vi llorar de alegría por tantas historias y bendiciones que repartiste a quienes te conocieron.
No me diste tiempo para terminar el documental que está en camino en homenaje a tu vida. No obstante me queda la satisfacción de verte feliz con el tema musical que te dedique y grabaste en tu propia voz.
Pedro Agustín Pina Peralta, tu recuerdo mientras viva, será eterno porque sin proponértelo te convertiste en un aliciente en tiempos tan difíciles. Fuiste un bastón en mis andanzas fílmicas, el familiar más allegado en momentos de soledad.
¿Cómo podré olvidar? al cubano que amaba a su tierra, al cabaiguanense que se coló por cuenta rendija patrimonial existía, al amigo que nunca olvidó los cumpleaños.
Tu partida duele.
Hoy cuando el cortejo fúnebre atraviese el rincón campesino, lugar de tantos carnavales, que supiste engalanar año tras año, te hará reverencia porque sabe que fuiste un hombre de bien. «El platanal del Piri» fue otra de tus travesuras y así serían interminables tantas imágenes que ahora vienen a mi mente.
Eres el joven de siempre a pesar de que el venidero 23 de diciembre estarías cumpliendo tus 79 años, pero parecías un hombre de 60. Hermano, me queda la satisfacción de haberte conocido. Eres el amigo que nunca se irá.