El dolor del quejido de aquellos hijos de las Islas Canarias, que sabían cuando venían para Cabaiguán, pero no si podrían regresar a sus tierras, se hacía más fuerte y repetitivo en los fines y comienzos de años.
Por: Aramis Fernández
Foto: Tomada de Internet
Ha pasado el tiempo, ahora con la migración inversa sucede a los descendientes lo mismo que a sus abuelos o bisabuelos, es una espiral, al parecer nunca termina y la añoranza continuará entre los de Cabaiguán y los de las Islas afortunadas.
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