Ramón Hechavarría Yate y Owen Blandino vivieron tiempos de gloria en el beisbol cubano, ambos se caracterizaron por su entrega en el terreno, la jovialidad con sus compañeros y los aficionados, así como por la amistad profesada entre ambas familias.
Por: Daisy Martín Ciriano
Hasta Cabaiguán llegó este 8 de septiembre la triste noticia del deceso del destacado pelotero Ramón Hechavarría Yate, nacido en San Leandro y residente actual en Palma Soriano.
Fundador de las series nacionales y participante en varios eventos internacionales, a partir de 1962, resaltó por su excelente atrapada, su bateo y su defensa en la goma.
Después siguieron los eventos internacionales de 1962, donde en más de una ocasión su brazo aseguró la victoria del equipo cubano. Ya en 1963 se destacaba, punteando como líder en bateo durante la II Serie nacional. La serie nacional de 1966, realzó su labor e incluyó entre los mejores con un average de 380. Este año también participó en los memorables Juegos Centroamericanos y del Caribe en Puerto Rico, conocido en la historia como el evento de Cerro Pelado.
No en vano su pueblo le entregó la llave de la ciudad y en Inder la Distinción al Mérito. Ambos reconocimientos apuntan a su actitud intachable ante la defensa de la Revolución, su rechazo al soborno y su conducta incorruptible y sacrificada. En Mongo, como cariñosamente le llamaban en su hogar, prevaleció siempre la honradez y la modestia.
Amigo entrañable de Owen Blandino, compartieron juntos desde el lanzamiento de las primeras bolas en el terreno. Después dentro del equipo Orientales en los primeros años, se consolidó su amistad y posteriormente vistiendo el uniforme del equipo Cuba en terrenos internacionales.
Durante este tiempo comenzaron a visitarse con frecuencia. Entre las dos familias existió una estrecha relación. Eran amigos fuera del terreno, pero en la pelota ambos luchaban por derrotar al otro. Una vez concluido el encuentro, se trataban como hermanos. Echavarría se retiró de la pelota activa en 1978, un año antes que el Gallo.
Durante un encuentro en Palma Soriano con dos investigadores del territorio, el 9 de julio de 2012, llegó hasta Cabaiguán gran cantidad de datos, imágenes y testimonios, los que ilustran el quehacer deportivo de ambas figuras y su estrecha amistad. Hoy, desde este espacio los cabaiguanenses recuerdan a este amigo que ha dicho adiós para siempre.
