Por: Daisy Martín Ciriano (Museóloga)
Tal vez ni la propia aficionada a la fotografía Marian Alonso, logró percatarse del gran valor de su foto. Tomadas por el campo al azar, logró con ella reunir varios elementos de la cultura agraria, que hoy casi están en desuso.
Los adelantos técnicos han llevado al campesino a superar aquellos implementos confeccionados por sí mismo y ahora superados por la nueva era agraria. El frontil colocado sobre la frente de los bueyes para no dañar la frente y poder asegurar los arados y gradas cuelga en el portal. Ahí también se destacan los yugos de diferentes dimensiones para ser usados en la roturación y surcadura de múltiples cultivos. Las coyundas y tiraderas reposan desde sus ganchos, esperando solo una determinada siembra.
La foto marca perfectamente una etapa agrícola del campesinado cubano, cuando en los hogares tenían un rancho dedicado casi siempre para guardar algunos cultivos como el maíz, y en su exterior colgaban los aperos de labranza, incluyendo las carretas y carretones, los que al parecer no habían llegado de sus faenas a la hora de tomar la impronta. Pero la vieja cadena que cuelga desde un horcón recuerda su uso con la grada, así como el candado de la puerta que mantiene la seguridad de su interior.
Ahora que corren nuevos tiempos que imponen ahorro y el uso de alternativas para enfrentar los retos de la agricultura, cada uno de estos implementos volverá a ocupar su lugar para el fomento de los campos, porque en el campesinado cubano aún pervive la tradición agrícola y el deseo de producir en cada sitiería.