lunes, noviembre 25El Sonido de la Comunidad

Industrias locales en Sancti Spíritus apuestan por la vivienda

En medio de las medidas de ahorro energético y la falta de áridos, la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción mantiene el Programa de Construcción de Viviendas

Con el tiempo que lleva fabricando bloques, a Yosvany Portal no hay quién le haga cuento de tiempos malos, por eso no se inmutó hace semanas cuando la contingencia energética anunciada en septiembre obligó a los trabajadores del Combinado Dolores, en el municipio de Cabaiguán, a reducir cifras de combustible y ajustar horarios.

“La jornada nuestra comienza a las cuatro de la madrugada y trabajamos corrido hasta las once de la mañana. La verdad, ¿quién hace bloques a pleno sol a las doce del día? Con limitaciones y todo, nosotros no hemos parado, se buscaron variantes y mientras haya áridos seguiremos cumpliendo”, explica el operario, pala en mano, al tiempo que revuelve la mezcla que va directo al molde de los bloques.

Asegurar un plan de viviendas a tono con las necesidades de los espirituanos a través de la producción local de materiales de construcción no es sencillo, aunque muchos se empeñen en buscar en las potencialidades de cada territorio una respuesta que solvente las carencias apelando a la creatividad.

De ahí que sin magia y sí con mucho esfuerzo e iniciativas, de forma paulatina, se haya podido retomar en Sancti Spíritus la producción en las industrias locales, tras un período donde como en todo el país los talleres estuvieron de manos atadas ante el recrudecimiento del bloqueo y la falta de materia prima, algo que, a juicio de Noel Cardoso Núñez, director de la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción (Promat), en los meses de septiembre y octubre afectó de alguna manera las entregas al Comercio.

PRODUCCIÓN VERSUS RECURSOS

“Cuando comenzó la contingencia energética la empresa había dado un salto en sus producciones físicas y en valores que superó los 12 millones de pesos anuales. “Sin embargo, llegó un momento en que la industria estuvo casi detenida por los recortes del combustible y hoy estamos solo a un 30 por ciento de las capacidades en los talleres e, incluso, los que están más alejados de las cabeceras municipales como el de Venegas, en Yaguajay, estuvieron paralizados en los últimos dos meses. Hoy casi todas las industrias están trabajando, toda vez que existe un pequeño incremento en la asignación de combustible”.

A juicio de Noel, si bien la solución constructiva a los territorios depende primero de escapar de una obsolescencia tecnológica que ya se suple en alguna medida, también requiere del respaldo de recursos imprescindibles como los áridos, una gran limitación que se arrastra por meses y, cuando no hay, todo se detiene.

“Cada tonelada de cemento lleva 5 de árido y, aunque disponemos de una cantidad que se busca de forma alternativa a partir de arenas naturales de los ríos y otras piedras, la escasez de los mismos es un problema. Lo convenido con la Empresa de Materiales de la Construcción de Sancti Spíritus era de 2 500 toneladas al mes, pero hubo etapas donde solo recibimos 500 toneladas, cifra que hoy se ha incrementado, pero nunca se llega a lo planificado”, precisa Cardoso.

PRIORIDAD PARA LA VIVIENDA

Ni las crisis ni las escaseces atormentan a Miguel Ángel Iglesias, el administrador del tejar yayabero de San Agustín, el único que fabrica conexiones y celosías de cerámica en la provincia. Por eso hizo malabares para mantener una producción que, si bien no decide, aporta lo suyo porque los tubos de barro, los ladrillos y la pintura que allí se elaboran también son importantes para levantar viviendas. “Nunca me paré porque busqué alternativas con leña y trato de usar lo mínimo de combustible”.

Un reto mayor enfrentaba en el Combinado Dolores, en Cabaiguán, Ulises Hernández León, el jefe técnico productivo de una industria mixta encargada de producir al mismo tiempo más de una decena de surtidos, entre ellos bloques, mosaicos, viguetas y tabletas, tanques para agua y sus tapas, tablillas de persianas, cal manufacturada, mortesac fino y grueso, masilla y ladrillos.

“Una de las alternativas que buscamos fue fabricar nuestro propio árido. Tenemos la ventaja de que la cantera Nieves Morejón está cerca y en carreta recogemos piedras a mano o cuanto escombro sea útil y los procesamos en los tres molinos con que cuenta la unidad. Esta Unidad Empresarial de Base de Cabaiguán, compuesta además por otros cuatro centros productores, es capaz, entre paredes, piso y cubierta, de hacer una vivienda diaria y para lograr eso hay creada toda una infraestructura”, apunta Ulises.

A pesar de que sus producciones no están al tope, la mayor potencialidad de Promat en Sancti Spíritus resulta la capacidad instalada en cada municipio. En esos talleres se producen los principales elementos de una vivienda: pared, piso, techo, tanques de hormigón, mesetas, lavaderos, en general, 68 renglones de los que lleva una casa.

“No obstante —aclaró Noel—, se incumple con la venta liberada a la población, ya que lo que se produce hoy, que todavía es insuficiente, está dirigido a programas priorizados de la Vivienda y tiene como destino final el plan estatal y los subsidios”.

Quienes no poseen un techo necesitan que se levanten inmuebles, una razón poderosa para que todos los implicados asimilen que la producción local de materiales es lo más viable para resolver la situación habitacional de muchas familias y, al mismo tiempo, intenten utilizar como se debe esos insumos a los que toda la población solo tendrá acceso cuando cada territorio, con sus potencialidades, logre autogestionar los recursos para resolver sus problemas de vivienda.

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