Esta vez fue una fría mañana de noviembre y no una cálida de septiembre como cada año sucede… el reinicio del curso escolar 2020- 2021 en Cabaiguán, devolvió a las aulas este 8 de noviembre más de tres mil estudiantes de sexto grado, secundaria básica, pre- universitario, carreras pedagógicas y la enseñanza técnico- profesionales.
Por: Lillipsy Bello Cancio
Y lo que alguien pudiera pensar resultaría un acontecimiento intrascendente, devino reencuentro para muchos después de largos meses sin abrazarse, sin verse, sin “cuchuchear”, sin formar en la plaza donde cada día el director orienta, informa, explica.
La ESBU “Juan Santander Herrera” fue el centro escogido aquí para el comienzo oficial del curso escolar: la música, las risas, la alegría, el profe Alemán asegurando en nombre de sus colegas y alumnos la gratitud eterna a los científicos “culpables” de la inmunización de más del 95% de los niños y jóvenes cabaiguanenses de entre 11 y 18 años, los reconocimientos a quienes aún en tiempos de pandemia no dejaron de prepararse y ganaron concursos de Español, Historia, Matemática, Biología, Química… subieron la temperatura a un lunes que recordarán siempre.
¿Y el jovencito Yasser? El tímido y modesto maestro que apenas rebasa los 20 años y estuvo 8 veces en zona roja, arriesgando su vida, ayudando a salvar otras, con más corazón que miedo, con más coraje que conocimientos, con su compromiso y responsabilidad ganándole a todas las incertidumbres…. Allí estuvo también, subió a la plataforma recibió su reconocimiento, su condición “Jóvenes por la Vida” y los aplausos, los muchos aplausos de todos que lo miraban con gozo, con satisfacción, con el alma henchida de optimismo y plena confianza en el futuro: ¡la Patria, sin lugar a dudas, lo contempló orgullosa!
También estuvieron presentes autoridades del sector y del gobierno local, familiares de los muchachos, instructores de arte, metodólogos y maestros, incluso de otras escuelas, de otras enseñanzas, para ser testigos del momento aquel en el que, juntos retomaron el camino para desandar los contenidos que los aguardan, completar las historias truncas, reconstruir confidencias y aprehender las buenas prácticas.
Esta vez no fue septiembre, pero el penúltimo mes del año fue tan encantador como lo es habitualmente aquel, y las calles de Cabaiguán se tiñeron de azules, amarillos, carmelitas y rojos… de risas y estridencias… de expectativas y confirmaciones… y otra vez, este pedacito de Isla pudo cantar: ¡CUBA, QUÉ LINDA ES CUBA!
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