domingo, noviembre 24El Sonido de la Comunidad

Irenio, músico y tabaquero

Por: Daisy Martín Ciriano (Museóloga)

El territorio de Cabaiguán fue acogedor asentamiento de migraciones durante las primeras décadas del siglo XX;  principalmente de canarios, asturianos, gallegos, sirios, chinos, libaneses, entre otras. Pero además recibió otras migraciones del interior del país que acudieron hasta la zona atraídos por la floreciente economía y abundante empleo, principalmente en el sector tabacalero.

Motivados  por estas razones acudieron al poblado personas que se insertaron en la costumbre y la naturaleza del cabaiguanense y quedaron aquí para siempre. Así es el caso de Irenio Hurtado Rodríguez, quien arribó con apenas 21 años a la comarca y dejó una profunda huella de afecto en sus pobladores.

Durante sus primeros tiempos comenzó a trabajar como tabaquero en los chinchales y posteriormente en la fábrica Leonar, Galileo y Bauzá.

Irenio traía en su corazón todos los acordes musicales que entonaba, de oído, en su tierra natal y al encontrarse con Alma Wrves, Arturo Alonso, Dagoberto Monteagudo, Raquel Valdivia, Esteban Pino, Arturo Marcos y otros aficionados a la música, recordó el toque de la marímbula y del bongó y se incorporó a grupos ocasionales.

Integró, junto a Dagoberto Monteagudo y otros músicos locales el conjunto Los Piratas. Posteriormente se transformó en Estrellas Antillanas en la década de 1950. Después de 1960, se integró al trabajo cultural de la Brigada Sindo Garay donde llevaron el arte por barrios y centros de trabajo, incluyendo los cañaverales y sus obreros.

Al crearse el conjunto Los Pinares, se incorporó al mismo, y abandonó el oficio de tabaquero. Deleitó su conocimiento musical en Palmas y Cañas, también en jornadas cucalambeanas en Las Tunas. También formó parte del Conjunto Alegrías Campesinas. Jubilado a los 66 años de edad, no se alejó de la música, ni de Cabaiguán. Esta breve reseña, en el sexto aniversario su deceso, lleva implícito el gran afecto de todos los cabaiguanenses que le conocieron, y que lamentaron su pérdida.

Compartir:
Salir de la versión móvil