No es catedrático, ni científico, ni médico, ni ingeniero. Es barrendero, pero estoy seguro que este que ves en las fotos, lleva en sí el don de la sabiduría innata, la educación que hoy no se exhibe en algunos similares de alto rango académico, la sencillez y laboriosidad.
Por: Hugo Crespo Crespo
Estas cualidades las ha demostrado desde que hace dos meses le dieron como tarea cubrir la plaza de barrendero del parque José Martí de Cabaiguán, que para quienes transitamos todos los días por él sabemos de su cambio y constancia en su limpieza, además de sembrar algunas plantas alrededor del busto del Apóstol, las que muchos indolentes arrancan y destruyen como voraz plaga.
Aquí en este espacio público muy añorado por los lugareños, el que necesita de algunas acciones de reparación, se encuentra todos los días desde las 2 de la madrugada, José Antonio Ramírez (barrendero), quien a veces son las 2 de la tarde y se le ve en su faena, con gran sentido de pertenencia tratando de que este sitio mantenga su imagen.
Convencido estoy que a todos nos agrada que este parque se mantenga limpio, no obstante son pocos los que ofrecen los buenos días o buenas tardes, a este trabajador de servicios comunales que desde los 14 años emprendió su labor en la agricultura, laborando en diferentes fincas de la demarcación, para ahora desempeñarse como barrendero, para acumular años para su jubilación.
A pesar de su dedicación y excelente trabajo, José Antonio, ya siente que su labor es desdeñada, porque hasta en ocasiones sin terminar de barrer un área, ya algunos depositan papeles u otros objetos, los cuales vuelve a recoger una u otra vez, porque para él lo más importante es cumplir con su oficio, el que a pesar de no ser reconocido por algunos, siente el placer de que otros han multiplicado con creces esta actitud, al decirles, buenos días o buenas tardes, oiga usted no descansa, ¡qué limpio tiene el parque!
¿Y eso estimula y da fuerzas para seguir, porque al menos entre tantas ramas secas, hay esperanza y verdor y si los perros ladran es porque cabalgas. Gracias José Antonio, sigue tu obra.
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