Los juegos de mesa son prácticas que han perdurado durante muchos años y hoy, aun cuando existen otros entretenimientos en la era de internet, siguen siendo una diversión para todas las edades
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
Mucho disfrutó la generación que hoy peina canas, la práctica de los juegos de mesa como distracción en momentos de encuentros de ocio. Para identificar de la mejor manera, estas actividades de entretenimiento, basta con recoger testimonios de aquellos que en sus tiempos de juventud no alcanzaron, siquiera a tener un radio o un televisor en su casa. Sin embargo se reunían personas de diferentes generaciones para distraerse de esta forma tan sana y alegre.
En su mayoría los participantes se situaban alrededor de una mesa, dispuestos en sillas o taburetes, lo que facilitaba la incorporación de varios jugadores. Alrededor del lugar, se situaban los observadores, conocidos como mirones, que no estaban jugando, pero que disfrutaban del encuentro y solo miraban, aunque tenían prohibido hablar con respecto a los datos y números que poseían los jugadores.
En los atardeceres y hasta en las noches, se reunían jóvenes y personas adultas para realizar estos sanos entretenimientos que iban desde el juego de dominó, el más popular y gustado; hasta el parchit, la dama, los palitos chinos, las barajas y los yaquis. Y pueden continuar mencionándose juegos de entretenimiento porque aquella generación tuvo la gran oportunidad de conocer lo que era la amistad, entre amigos y familiares, así como el sano disfrute de encuentros inolvidables.
También existían otras prácticas de entretenimiento como el llamado capitolio y el pocker, pero de todos, el más gustado por personas de diferentes edades siempre fue el dominó.
Este juego aún se encuentra muy arraigado en las costumbres de los cubanos. Tanto en el campo como en la ciudad, se jugaba y se juega en la actualidad. Muchas características tiene el dominó en el vocabulario cubano, especialmente en el nombramiento de las fichas y las jugadas.
Esa picaresca del cubano se lleva a la mesa y hace que el momento sea más entretenido y alegre. No es extraño encontrar una ordenada cajita de dominó en cualquier casa, pero también subsisten algunos ejemplares de estos juegos como el de palitos chinos y otros. Aunque el número de piezas se encuentre incompleto resulta maravilloso reencontrarse con ese pasado y contar a los pequeños cuan felices fueron con tan sencillas cosas.
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