En el sitio conocido como Mangos de Baraguá, en el territorio de Santiago de Cuba, tuvo lugar uno de los acontecimientos históricos más enérgicos de la larga lucha de Cuba por su independencia de España. Fue el 15 de marzo de 1878, cuando el General Antonio Maceo rechazó tajantemente el plan de capitulación que le ofrecía el máximo representante de la Metrópoli. Este suceso define, invariablemente, la rebeldía heroica del pueblo cubano hasta nuestros días.
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Por: Angélica Paredes López
Y 122 años después, el 19 de febrero del 2000, en la histórica arboleda de Baraguá, el pueblo de Cuba hizo el Juramento de resistir y vencer, en un nuevo escenario igualmente complejo para el país, no ya en el campo de las armas, sino en la batalla de las ideas.
En el mismo lugar que el General Antonio rechazara contundentemente una paz sin independencia, el Comandante en Jefe Fidel Castro leyó el documento memorable bajo el título “¡Veremos quién resiste más!”
En medio de la colosal lucha librada por el retorno del niño Elián González a su familia y a su Patria, el líder de la Revolución cubana, rememorando la histórica Protesta que protagonizó el Titán de Bronce, dio a conocer el texto de denuncia de la injusticia que se cometía, y de todos los actos de agresión que desde el imperio más poderoso del mundo se han perpetrado contra la Isla: el bloqueo y la recrudecida guerra económica; los planes de subversión; sabotajes y otras formas de terrorismo; leyes como la Helms-Burton y Torricelli; así como numerosas acciones con el fin de asfixiar hasta el cansancio a nuestro pueblo.
Ese día, Fidel fue especialmente enfático cuando aseguró que «tenemos derecho a la paz, al respeto de nuestra soberanía y nuestros intereses más sagrados. Cuarenta años de infamia -subrayó- no han podido doblegar nuestra voluntad de lucha. No nos hemos cansado, ni nos cansaremos».
El Juramento de resistir y vencer lo expresó Fidel y millones de cubanos lo hicieron suyo. Lo prometido en Baraguá, hace 25 años, se ha mantenido en la desafiante batalla de la Revolución para preservar sus conquistas sociales y la soberanía de la nación.
El texto, rebelde y valiente como el pueblo mismo, trazó lo que serían los objetivos históricos para las venideras generaciones de cubanos. Fidel afirmó que «nuestra lucha adoptaría mil formas y estilos diferentes», y así ha sido durante más de dos décadas, repletas de desafíos y amenazas.
El camino transitado, desde aquel 19 de febrero del año 2000, ha sido difícil; pero los cubanos hemos seguido de pie, enfrentando adversidades y venciendo contratiempos, salvando la unidad nacional.
El Juramento de Baraguá, presentado por Fidel y apoyado por millones de compatriotas, nos sigue convocando cada día a la batalla por la verdad y las ideas. Para nuestros enemigos siempre tendremos la misma respuesta. Aquella que dio el Comandante en Jefe en los primeros días del siglo XXI: “¡Veremos quién resiste más!”.
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