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José Antonio Kast y la nostalgia por la dictadura

Santiago de Chile, 15 dic (Prensa Latina) Defensor del régimen de Pinochet, hijo de un exoficial nazi y partidario de la “mano dura”, el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast aspira a la presidencia chilena en las elecciones del 19 de diciembre

Kast ha estado en el centro de la polémica en los últimos días tras las revelaciones del periodista Mauricio Weibel de que su padre, Michael Kast, se afilió de manera voluntaria en 1942 al partido nazi de Adolfo Hitler.

Tomado de Prensa Latina

Kast, postulado por el Frente Social Cristiano, ganó la primera ronda de los comicios del 21 de noviembre con 27,91 por ciento de los votos, apenas dos puntos por encima de su rival, Gabriel Boric, de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, quien alcanzó 25,83.

El abogado y político chileno, de 55 años, asumió su primer cargo público en 1996 como concejal en la alcaldía de Buin, en el sur de la Región Metropolitana de Santiago, y ejerció como diputado durante cuatro períodos consecutivos de 2002 a 2018 por el partido de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI).

Convencido de que en la UDI no iban a prosperar sus ambiciones presidenciales, se separó de esa organización para lanzarse como candidato independiente a la presidencia en 2017, cuando quedó en cuarto lugar con el siete por ciento de votos.

En 2018, fundó el movimiento Acción Republicana, transformado en 2020 como Partido Republicano, y al año siguiente inscribió su candidatura al Palacio de La Moneda por esa formación, apoyada por el Partido Conservador Cristiano.

Kast ha estado en el centro de la polémica en los últimos días tras las revelaciones del periodista Mauricio Weibel de que su padre, Michael Kast, se afilió de manera voluntaria en 1942 al partido nazi de Adolfo Hitler.

Una tarjeta de identidad publicada en las redes sociales contradice las declaraciones del aspirante presidencial, quien siempre aseguró que su progenitor había peleado en la guerra como un simple recluta del servicio militar obligatorio.

“Cuando hay una guerra y hay un enrolamiento obligatorio, un joven de 17 o 18 años no tiene la opción de decir yo no voy porque le hacen un juicio militar y lo fusilan al día siguiente”, dijo en una ocasión Kast.

Para el periodista Weibel, Kast mintió de forma consciente y es muy importante que en medio de la campaña electoral la ciudadanía sepa si sus candidatos dicen la verdad o no.

Kast también es muy criticado por apoyar a la dictadura de Augusto Pinochet(1973-1990), negar las violaciones de los derechos humanos cometidas por ese régimen y favorecer el indulto a los represores.

“Si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí”, dijo el candidato presidencial, quien fue un activista y entusiasta promotor del sí en el referendo de 1988 para decidir si el dictador continuaba en el poder, consulta en la que se impuso el no.

En vísperas del balotaje, cuando las cinco encuestas publicadas aquí lo ubican en desventaja con respecto a Boric, el representante de la extrema derecha debió retocar su programa de gobierno para ganar el voto de otros sectores.

Kast dio marcha atrás a su propuesta de suprimir el Ministerio de la Mujer y hasta pidió perdón a las féminas. También eliminó la idea de derogar la ley del aborto que permite la interrupción del embarazo en caso de riesgo vital para la madre, inviabilidad fetal y violación.

De su plan fue retirada la oposición explícita a la ley del matrimonio igualitario, recién aprobada por el Congreso Nacional y promulgada por el presidente Sebastián Piñera.

«Dijimos que el programa no estaba escrito en piedra», afirmó Kast al presentar la nueva versión, donde sí mantiene la intención de cavar una zanja en la frontera para impedir el paso a los migrantes, similar a la impulsada por el expresidente norteamericano Donald Trump en la zona limítrofe con México.

También confirma su propósito de achicar el Estado y fusionar ministerios, sin ofrecer números, continuar con el actual sistema de pensiones creado durante la dictadura y reducir el impuesto a las grandes empresas, aunque prometió realizarlo de manera escalonada.

El candidato de la extrema derecha mantiene su apuesta por recuperar “la paz y el orden”, defiende la detención de personas en recintos distintos a las cárceles, como lo hizo Pinochet, y apoya la militarización en la llamada macrozona sur donde vive el pueblo mapuche.

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