Creadas ya las condiciones, los cabaiguanenses se sumaron a la contienda independentista comenzada el 24 de febrero de 1895. La concentración inicial para lanzarse a la manigua, de los patriotas complotados en territorio, ocurrió en mayo de ese propio año, de manera sumamente audaz en los alrededores del entonces poblado, muy cerca del poderoso destacamento militar español; desde allí partieron, un grupo de patriotas, encabezados por el prestigioso veterano de guerras pasadas Rafael Sorí Luna.
Por: Rogelio Concepción Pérez y Mario Luis López Isla
Gran trascendencia tuvo el hecho, de que el territorio que rodea a la actual ciudad de Cabaiguán, fuera testigo de la Invasión hacia occidente, protagonizada por Máximo Gómez y Antonio Maceo; no obstante, los mambises cruzaron lejos del lugar, debido al conocido destacamento militar que allí se encontraba.
El 5 de diciembre de 1895, a las seis de la mañana, en Ciego Potrero, hoy municipio de Taguasco, se despidió el Gobierno en Armas que marchaba hacia Oriente y partió la Columna Invasora dirigida por los generales Gómez y Maceo hacia el territorio cabaiguanense; acamparon en el lugar conocido por Remate de las Vueltas —hoy Remate de Adriano—, luego de recorrer cuatro leguas desde su último campamento. El día 6 los insurrectos se mantuvieron en el mismo sitio, capturando a dos espías, que luego de celebrársele Consejo de Guerra, fueron condenados a muerte.
El General en Jefe Máximo Gómez envió como emisarios a Occidente a los capitanes Rafael de Cárdenas, Raúl Arango y Néstor Aranguren, para anunciar el próximo arribo de la Columna Invasora a ese territorio.
El día 7, en el mismo campamento de Remate de las Vueltas, Gómez indultó a los dos espías para que anunciaran su paso a Occidente e inmediatamente salieron todas las tropas cubanas. Invadieron la sabana de Pedro Barba y llegaron a Sabanilla, perteneciente hoy a Placetas; de esta manera recorrieron seis leguas y vadearon el caudaloso río Zaza, custodiados por pequeños destacamentos armados de la Brigada de Remedios, al mando del coronel Pedro Díaz.
Luego de la acampada nocturna, el 8 de diciembre reanudaron la marcha por una pedregosa comarca, serpenteando la loma de Tibisial, en la cual la caballería pasó un sinnúmero de vicisitudes. El recorrido de siete leguas se efectuó por la parte oeste de Cabaiguán, bordeando las orillas del río Calabazas, continuamente tiroteados por el enemigo. Se incorporaron durante la marcha el general José Miguel Gómez y mientras estaban en la finca El Socorro, arribó el general Serafín Sánchez, acompañado del capitán Rafael Sorí Luna.
Abandonaron el hoy municipio, en la mañana del propio día 8 por la zona de Las Pozas, luego de la entrevista de Maceo con el prefecto Judas Martínez Moles, y de separarse de los invasores el teniente coronel José R. Legón; sirvió de práctico de confianza, el cabaiguanense José Herminio Castañeda.
La lucha independentista en Cabaiguán, también se benefició del regreso de Serafín Sánchez con sus hombres y de su labor reorganizativa en el territorio central. La presencia nuevamente de Máximo Gómez el 7 de abril de 1896, en territorio de Cabaiguán, luego de cuatro meses de campaña en Matanzas y La Habana, fue otro hecho destacado. En cuanto al comandante Rafael Sorí Luna, a su regreso de la Invasión realizó operaciones entre abril y mayo de 1896, en la amplia zona cabaiguanense de Santa Lucía.
El 17 de noviembre de 1896 ocurrió un combate en Manaquitas, protagonizado por fuerzas del mayor general Serafín Sánchez Valdivia, el cual libró su última batalla victoriosa en esa fecha, pues sólo un día después cayó mortalmente herido en el Paso de Las Damas.
En el último año de guerra, 1898, las fuerzas cubanas mantuvieron sus acciones en la zona, hostigando guarniciones enemigas —incluida la del propio poblado—, intercambiando fuego con las columnas españolas y realizando sabotajes, como la inutilización de las líneas telegráficas entre Placetas, Cabaiguán y Guayos, ejecutada en el mes de marzo.
Los alrededores del fortín albergaron a la fuerza a cientos de campesinos, arrancados de sus hogares de manera criminal, por el tristemente célebre Bando de Reconcentración dictado por el propio Weyler, por lo que muchos de esos habitantes del campo fallecieron en calles y portales del poblado.
Cabaiguán, al igual que todo el territorio cubano, padeció la presencia militar norteamericana, luego de los acuerdos de París y la retirada de las tropas españolas. Este período se extendió entre 1898 y 1902 y se caracterizó por la frustración de las ansias independentistas nacionales.
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