En 1951 se produjo el clímax de la lucha obrera en Cabaiguán, al iniciarse la huelga contra las máquinas torcedoras de tabaco.
A inicios de marzo el sindicato de Torcedores recibió la orientación de crear un frente único con pequeños y medianos productores contra el Decreto 1073; ese mismo día se celebraron asambleas en todos los talleres y se creó un comité contra la mecanización: Entre sus principales dirigentes se encontraban Diego León, Miguel Reyes, Juan Santander y Pablo Concepción, entre otros. El 27 de marzo de ese año partió una manifestación con carteles y consignas, manifestando su desacuerdo con el Decreto 1073. En esa ocasión, las mujeres que encabezaron la manifestación fueron maltratadas entre ellas Dora y Clara Ramos, Noelia Tarancón y María Luisa Zulueta, entre otras.
El 2 de julio de 1951, amanecieron en huelga casi todos los pueblos de la provincia Las Villas, pero donde la lucha cobró mayor fuerza fue en Cabaiguán, donde se acordó tomar el ayuntamiento y declarar ciudad muerta.
La huelga comenzó con un desfile, los comercios cerraron sus puertas, se paralizó el transporte y las mujeres formaron comisiones para comprobar el cierre de los negocios. El día 3, se habían levantado barricadas con diversos objetos, maderas inservibles, botellas rotas y piedras. El tráfico comenzó a interrumpirse en la carretera Central y en la línea del ferrocarril.
El 4 de julio de 1951, un grupo de obreros se dispuso a hacer una hoguera frente al ferrocarril, fue entonces que un soldado disparó, cayendo asesinado el empleado de comercio Alfredo López Brito. El presidente Carlos Prío Socarrás pidió una tregua y posteriormente derogó el Decreto. Después del triunfo revolucionario al fusionarse todas las fábricas y chinchales en una propiedad colectiva, esa fábrica fue identificada con el nombre del joven asesinado en 1951, durante la huelga del sector.