sábado, noviembre 23El Sonido de la Comunidad
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La humildad de una sonrisa

Por: Osbel Ramón Díaz Mondeja

Muchos hacen de la apariencia su mejor «cultivo»; sin embargo en mi pueblo existen coterráneos que en su rostro está «plantada» la humildad más allá de su apariencia.

Jorge Enrique Bernal Darias, quizás sea uno de los amigos de mi generación que ha mantenido por más de 30 años una barba que lo identifica en todo Cabaiguán. Quizás muchos al mirarlo de soslayo y temerosos piensen que es un «loco» más de nuestro pueblo.

«El Yoyi» como le llama su hermana, vino al mundo un 22 de enero de 1969 y siempre ha sido un amante de la ciencia, donde las matemáticas ocupan un lugar importante. Como buen estudiante cursó estudios en la vocacional de Santa Clara y años más tarde se graduó como ingeniero industrial. Pero la mayor dedicación de este hombre ha sido la jardinería y viveros a los que ha dedicado cerca de 15 años cuando por decisión propia buscó ganarse la vida de otra manera alejado de cálculos y medidas.

El jardín y vivero municipal de comunales han recibido los beneficios de sus manos laboriosas, los jardines de diversas viviendas en el casco urbano de nuestro pueblo también han germinado gracias a su dedicación.

Hoy, lo vi bajo la lluvia de esta tarde veraniega y me impresionó su entrega por la jardinería. Cuando estreché su mano pude afirmar que lo más largo que mantiene su rostro es la sonrisa acostumbrada, esa sonrisa que nunca ha «rasurado» de la personalidad que lo caracteriza.

Para él, la familia ha sido siempre su mayor dedicación. Quienes lo conocemos más allá de su apariencia, percibimos que la ciencia y laboriosidad se resumen en la humildad de su sonrisa.

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