viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad

La Ley y el (des)orden de los precios

Como la mala hierba crecen los precios abusivos y especulativos en Cabaiguán al imponerse, desde el viernes 12 de julio a la fecha, cerca de cuarenta multas a actores económicos no estatales infractores de las tarifas minoristas máximas aprobadas para seis renglones de alta demanda

El pollo figura entre los productos que algunos titulares de negocios ocultan a los consumidores.

Por: Alexey Mompeller Lorenzo

¿Qué hago sin un muslo de pollo ni para un remedio? Apocalíptica frente al congelador, convertido en una pista de patinaje desierta, Marisela es la viva estampa de los cabaiguanenses que viven al día. Hasta agotó la reserva que destinaría para una sopa anunciada en caso de enfermedad, capaz de hacer sudar a uno de los suyos.  

Después de rastrear varios establecimientos pertenecientes a mipymes y trabajadores por cuenta propia no encontró ni sombra del mencionado cárnico. Apenas aterrizó la Resolución 225 de 2024 emitida por el Ministerio de Finanzas y Precios y que establece tarifas minoristas máximas para seis renglones de alta demanda; el pollo, incluido en esa lista, desde inicios de la semana anterior anda jíbaro en ciertos puntos de venta no estatales.

El aceite, excepto el de oliva, las pastas alimenticias, las salchichas, la leche y el detergente en polvo completan los surtidos contemplados en la regulación que situó un tope a los precios serruchadores de bolsillos  en un contexto inflacionario donde unos pocos engordan sus ganancias con las necesidades de muchos.

La realidad persistirá mientras decrezcan las producciones y mermen sobremanera las ofertas de bienes y servicios, acaso dos de un extenso inventario de desafíos que el país carga a cuestas para corregir distorsiones y reimpulsar la economía.

La decisión de algunos actores económicos privados, con quienes se dialogó previo a la entrada en vigor de la norma, va en contra de lo estipulado. Lo demuestran las 38 multas impuestas desde el viernes 12 de julio a la fecha y que importan un valor superior a los 113 mil pesos recaudados.

El equipo de supervisores, Decreto Ley 30 en mano, acorrala las violaciones. Aun así, prevalecen titulares que burlan los límites fijados, tarifas todavía altas e inalcanzables a la capacidad adquisitiva de gran parte de la población. Lo hacen porque alegan que los precios concertados le generarán pérdidas.

¿Dominan estos propietarios de negocios la Resolución 225? Alega lo dictado, entre otras cuestiones, que para abaratarles los costos quedan exentos de liquidar los aranceles en la Aduana por importar los productos y se benefician con un margen de ganancia de hasta un 30 por ciento.   

Interpretaciones erróneas dejan como saldo quebrantamientos. A río revuelto, ganancia para los infractores. Según registros de la Dirección Integral de Inspección en el municipio, al desaparecer el producto pollo de las tablillas informativas, no de las neveras, constan tres expendios forzosos de pollo y salchicha, por citar par de ejemplos.

¿Cuántos retiros temporales del proyecto de trabajo consignan en los controles conjuntos realizados? ¿Se contabilizaron decomisos a quienes ejercían de forma ilegal? Por el momento esas acciones no acumulan estadísticas para el territorio.

De un apercibimiento en otro se escabulle la alimentación de los cabaiguanenses, eso sin asomarse a las vidrieras de las cadenas de tiendas en Moneda Libremente Convertible con tarifas igual de estratosféricas.  

En ese sentido, Miskel Acosta Paredes, director de Finanzas y Precios en la provincia, declaró al periódico Escambray que “los nuevos actores económicos logran importar el pollo del mercado donde más barato se está vendiendo hoy y a las tiendas del Estado no se les permite importar de las productoras norteamericanas”. Aquí quedan esclarecidas las restricciones, resultado del cerco económico impuesto por la administración estadunidense a la isla.

El tsunami de precios abusivos y especulativos continúa arrasando con la esperanza de disfrutar de un fricasé de pollo, entre tantas añoranzas que gravitan en nuestras cocinas.

Por el momento, Cuba permanece en busca de soluciones. A juicio de Vladimir Regueiro Ale, titular del Ministerio de Finanzas y Precios, “las tarifas no serán estáticas y responden a un estudio de los costos de importación y de otros factores logísticos”.  

Tampoco las contravenciones empleadas a modo de cura de caballo resolverán las carencias, pero intentan domar a los transgresores. Podrán habilitarse canales telefónicos a nivel gubernamental para comunicar las violaciones a la vista de todos. En otros momentos los mismos dígitos han permanecido disponibles y en las tarimas no estatales, igual ardieron los precios que proliferan como la mala hierba.

Recitar estas tarifas ejercita la memoria de los consumidores. Ojalá cause el mismo efecto del lado de allá del mostrador y con un valor añadido: cumplirlas al pie de la letra. Menos contemplaciones y que prenda la sistematicidad en los mecanismos fiscalizadores extendidos también a centros estatales, unidades básicas y entidades comerciales  favorecerá cerrarle el paso a los precios sin control. Una versión diferente tendría la historia de Marisela y de quienes como ella se preguntan cómo asegurar la sopa cuando en estos tiempos, hasta los guapos que ahora decidieron tomarla, aplazaron su deseo ante la ausencia de pollo.

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