Con estos truenos no hay quien duerma, decía mi abuelo, cuando las situaciones que se asomaban parecían de crisis o no tenían nada de normalidad.
Foto: Aramis Fernández
Hoy, ante los elevados números de contagiados por el SARS-CoV-2, si se levantara de la tumba afirmaría lo mismo. Aunque parezca una mediana estupidez, al menos en Cabaiguán deseamos volver a aquella normalidad de principios del año 2019, que tampoco era tan normal ni mucho menos, pero teníamos piqueras de autos, con precios caros, pero que nos podían mover libremente y sin miedo a enfermarnos hasta cualquier lugar del país o podíamos comprarle a un criticado carretillero, en aquel entonces sin nasobuco, a precios caros también pero que traía desde la libra de arroz, hasta el pernil de cerdo, pero, para eso tendríamos que volver a la normalidad, que sinceramente no sabemos cuando llegará.
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