A escasos metros del río Tuinucú, muy cerca del puente situado en la zona de La Trinchera, emergió entre barrancos y suelos rocosos el sitio que hoy semeja un edén natural. Se trata de la finca La Petronila, conocida así por muchos años, en honor a una campesina que en épocas pasadas fue su dueña
Por: Tomado de Escambray
Hace casi una década esta área, que era prácticamente improductiva y con dificultades para retener el arrastre de la tierra en etapas de lluvia, fue transformándose con la creación de barreras, la ubicación de ladrillos, tejas de barro o rellenos en las partes más dañadas, hasta lograr una mayor resistencia del suelo y una mejoría total del entorno.
Así lo narra Edel Matienzo Castañeda, su principal promotor, quien aseguró además que “La finca siempre se llamó La Petronila, pero en honor a la antigua dueña decidimos retomar su nombre, es decir, Petrona, para dar a conocer este sitio.
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