La piedra de amolar, que es hoy una rareza y hasta se vende en sitios de antigüedades, hace unos cuarenta años en Cuba era muy común encontrarlas en la casa de cualquier agricultor.
Por: Aramis Fernández
Sacaban filo por tres partes, las dos caras y el borde de las mismas, casi siempre el campesino era el responsable de sujetar el machete, la mocha, el cuchillo o la guataca mientras un niño era quien tiraba de la manigueta y echaba agua a la piedra de afilar con una vasija.
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