La primera librería de Cabaiguán, fue la génisis del amplio movimiento de lectores y con posterioridad de escritores que han salido de este territorio en el centro de la isla de Cuba
Por: Daisy Martín Ciriano
Muchas de las personas que acceden hoy a la tienda Islas Canarias de Cabaiguán, no conocen ni siquiera parte de su historia y mucho menos que allí radicó la primera librería que tuvo Cabaiguán.
Este amplio edificio, que otrora había sido tienda, fue inaugurada mucho antes de 1959 y esa actividad tuvo entre otras actuaciones la de Arturo Alonso Díaz.
Tras el triunfo revolucionario allí se habilitó la primera librería del territorio. El espacioso edificio tenía bien dispuestos los anaqueles para libros y otros para discos de figuras y conjuntos nacionales.
Su colectivo de trabajadores, entusiastas y laboriosos, participaban activamente en todo el quehacer cultural del territorio, incluyendo Semanas de Cultura y Ferias de Arte Popular.
La foto tomada el 5 de julio de 1986, durante una expo-venta en Feria, recuerda a algunos trabajadores de aquella primera librería, como Élcida Peguero, Consuelo García, Rosabel Benavides Rodríguez y Nilda Abreu. Pero también por ese período era administradora del lugar Berta Rodríguez Fernández.
Tristemente el edificio fue destruido por un incendio un mes siguiente a este momento que ilustra la imagen. Algo tristemente curioso, aquel 15 de agosto cuando ocurrió el siniestro, se iba a presentar el disco La novia de siempre, de Arturo Alonso. La mayor parte de los ejemplares estaban en almacén y fueron destruidos por las llamas, de ellos solo quedaron algunos ejemplares, que ya el autor había regalado a sus amistades.
Tiempo después la Dirección de Cultura reubicó la librería en un local cercano donde estaba la Galería de Arte y posteriormente la trasladó para un pequeño local, propiedad del Museo, contiguo a esta institución. Allí se mantuvo, hasta que el local actual fue desocupado por la Empresa Pecuaria frente al Parque José Martí. La negligencia o una mano enemiga limitó a Cabaiguán de tener una librería en un óptimo edificio como el que fue consumido en llamas.
