Desde hace varios años no se le veía por las tierras del Batey de la Cooperativa de Producción Juan González, ni caminando la surquería del templo fundado por su padre Santiago González a inicios de los años sesenta en la Finca La Gloria. La enfermedad lo llevó contra la pared, se enfrentó a ella junto con la familia, hasta que lamentablemente derrotó al guajiro que parecía invencible.
Ayer me llegó la noticia, triste, bien triste, nos conocíamos, conversábamos; de mi suegro era un hermano. El sombrero definitivamente descansará en el respaldo del taburete, los chistes quedarán en la memoria. A los 14 años empezó a ordeñar vacas en el ente agrícola de la cual durante muchos años fue su presidente.
Graduado en la universidad de la tierra y la de la vida Oraldo González, mejor conocido por Lalito, llegó a conocer de ciencia y técnica aplicada a la agricultura, de elementos profundos de la genética animal, pero lo que más dominaba era el tabaco, desde la semilla hasta el pesaje, en este rubro y la ganadería, pudo haberse graduado de doctor.
Cuando te sacabas el sombrero y rascabas la cabeza, todos ponían atención, pues ibas a conversar mucho más que en serio, aunque después pasabas la mano por la espalda al regañado y lo impulsabas a no volver a equivocarse.
De voz medida, más bien baja, ademanes de ingeniero, mirada escrutadora, pasos firmes y sin apuros, de verbo fácil, respuestas rápidas, jodedor como verdadero cubano, fueron algunos atributos que te acompañaron, incluso cuando te eligieron diputado, hace muchos años.
Tus cenizas van a abonar la tierra desde donde brota la semilla, pero aunque ya no eras el hombre mediático de antes, lo cual muy poco te importó, si eres el amigo que dice hasta pronto, voy a fertilizar el surco, ustedes vayan preparando las semillas.
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