Las cabañuelas sigue siendo una tradición campesina y los pronósticos son acertados por quienes laboran en los campos. Estos hombres y mujeres no dejan a un lado los pronósticos climatológicos y las nuevas tecnologías, pero siguen apostando por ese conocimiento empírico
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
Hoy pinta el mes de marzo en las cabañuelas. Así suelen decir aún, aquellos campesinos que no escuchaban noticias meteorológicas y solo se guiaban por el movimiento de la luna y por las cabañuelas en los primeros 24 días del año. Según esta tradición campesina y muy añeja por cierto, las cabañuelas resultan un acercamiento bastante acertado sobre el comportamiento que tendrá el clima en el año que ha entrado.
Según la tradición en los campos de Cuba, esta acción era un cuidadoso y respetado acto de observación desde la mañana hasta que terminara el día. Que si lloviznaba, ese mes sería lluvioso, que si no llovía y hacía frío sería muy seco, y así los pronósticos. Lo cierto es que esos labriegos, sin conocimiento alguno del clima y sus fenómenos, diagnosticaban su comportamiento durante un año y debido a eso se preparaban para la sequía o para los interminables temporales.
Muy curioso es y muy oportuno, decir que las cabañuelas se cogían al derecho, del 1 al 12, y al revés del 13 al 24, solo que hacían coincidir los meses, como por ejemplo el 12 pinta diciembre al derecho y el 13, vuelve a manifestarse cómo sería diciembre, y sí los pronósticos iban coincidiendo. Ahora que casi se termina la vigilancia del clima, los campesinos aseguran que será un año seco, de ventoleras y mucha sequía en los campos y en la ciudad.
Ayer mismo se escuchó la conversación entre dos campesinos y uno de ellos aseguró que solo en marzo y noviembre había pintado lluvia será lluvioso, en los demás sequía, hasta noviembre al revés y alguna que otra vez aislados aguaceros.
Los pocos labriegos que conocen esta tradición aseguran que este año 2025, será de gran sequía, mientras los hombres nuevos que irrumpen en los campos, desdeñan este conocimiento ya que le resulta mejor escuchar la radio o la internet, que mirar la naturaleza y anotar su comportamiento durante los primeros 24 días de enero. Conocemos que hay una realidad, las observaciones de los campesinos. Aunque siempre han estado tomadas de la propia experiencia de sus ancestros.
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