Casi a la par del surgimiento del poblado de Cabaiguán, fue construido el primer cementerio en el período de mandato del alcalde del barrio Eduardo Benítez González. Ubicado en un terreno alto, en el espacio donde hoy se encuentran los almacenes del sector tabacalero, el primer camposanto, carecía de atención y ofrecía un constante hedor que causaba molestias a los vecinos del lugar.
Hacia el año 1907 la situación se tornó insoportable, al extremo que generaban constantes y enconadas protesta, que perduraron sin solución por más de veinte años. Mientras, se mantenía la tradición de que familiares y amigos acompañaran los féretros a pie, portando el ataúd, las flores y coronas. Por el lugar de ubicación del primer cementerio, los pobladores se dirigían en dirección contraria a la que siguen actualmente.
Una foto de 2 de noviembre de 1929 muestra la impronta de un cortejo fúnebre que avanzaba frente al hotel Sevilla, aunque se desconoce el nombre del difunto. La imagen muestra claramente la tradición de aquella primera etapa.
Al año siguiente las autoridades locales decidieron acometer la construcción de un nuevo camposanto y se consignaron $1,5OO.OO para ello. Así la nueva necrópolis, la que actualmente ofrece su servicio, se inauguró el 12 de agosto de 1930, situado en la carretera de Cabaiguán a Santa Lucía.