domingo, noviembre 24El Sonido de la Comunidad

Lo que no puede faltar es la ética

Sostiene Deisy Torres, delegada a la Asamblea Provincial del Poder Popular en Sancti Spíritus, para quien el vínculo con las personas es la clave del servicio público.

Cuando Deisy Torres Ramírez, licenciada en Servicios Farmacéuticos con una amplia hoja de servicios en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, pasó a integrar la Asamblea Provincial del Poder Popular, ya acumulaba vasta experiencia en cuestiones de vinculación con las personas y atención a sus reclamos.

Quizás sea porque al entrar al mayor centro asistencial del territorio espirituano, en 1982, despuntó enseguida como dirigente juvenil —a la par de su jefatura en el área técnica de la farmacia—; o porque su desempeño como cuadro en el buró sindical le enseñó a lidiar con la gente de tal modo que, aun sin cargos, siguen viéndola como líder obrera. El caso es que confían en ella y dentro de su entorno laboral es mucho más que la jefa del Departamento de Consulta Externa.

Su responsabilidad en el órgano de gobierno comenzó en el año 2013, pero a ella le parece más tiempo, inmersa como ha estado desde el inicio en la Comisión de Salud, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de la cual es vicepresidenta. “Ha sido algo gratificante, la experiencia en el sector me favorece bastante y el trabajo allí, a su vez, me ha comprometido aquí dentro”, declara en uno de los locales del área que atiende en el hospital.

Se siente y actúa como lo que es: servidora pública. Asiste, en calidad de tal, a asambleas de rendición de cuenta del delegado a sus electores en zonas urbanas o rurales del municipio de Sancti Spíritus, donde suele escuchar con atención las inquietudes que se vierten. Interactúa con los asistentes, aclara, apoya, explica, según lo requiera el caso. Justiciera y comedida, se nutre de lo que considera un contacto muy necesario y traslada el sentir popular al ámbito gubernamental.

“Lo que no puede faltar nunca es ética, vergüenza y sensibilidad. Son cosas básicas incluso cuando usted no puede ofrecer lo que las personas requieren. Eso es lo que prestigia e infunde confianza. Por contar con personas que reúnen esos valores la Revolución se mantiene en pie”, argumenta Deisy. Conocida hasta en el más insospechado rincón del Camilo Cienfuegos, suele tener a flor de labios una frase amable, pero puede ser también látigo, porque no transige con la irresponsabilidad ni con la tendencia a ver la paja solamente en el ojo ajeno.

Siendo todavía dirigente sindical era ya miembro del Comité del Partido de la institución; luego comenzó a dirigirlo y fue seleccionada para integrar el Comité Provincial del Partido, donde sus esfuerzos principales estuvieron centrados, por más de una década, en la Comisión de Cuadros.

Era la candidata perfecta para el trabajo de Atención a la población en el centro, que allá por el 2002, cuando nacía dicha actividad, la absorbió. Más tarde cumpliría misión de colaboración en Venezuela, adonde la acompañaron su humildad y su vocación por las tareas más que de dirección, de servicio a los otros. Al regreso, de nuevo la secretaría del Buró Sindical y después, su elección como delegada a la Asamblea Provincial.

“Yo represento a los electores del municipio cabecera; siento un compromiso moral con todos ellos, eso no puedo olvidarlo nunca. Aquí soy la trabajadora del hospital y no solo la jefa de mi área. Me gusta, si veo que se precisa, intervenir en cualquier otra parte para que se cumpla en el centro lo que está estipulado. Tengo la convicción de que el cuadro define los procesos”.

Se cumplen 40 años de la creación de los Órganos del Poder Popular, pero pronto dejará de existir la estructura provincial, ¿qué siente al respecto?

“Realmente, en los municipios es donde se van a resolver los problemas que nosotros hemos venido identificando y a los que hemos dado seguimiento. Podría alegar cierta añoranza, porque la Asamblea Provincial ha jugado su papel, ha ayudado a mantener lo logrado, pero es lo lógico, prudente y oportuno el paso que se va a dar”.

Nunca fue delegada de base, pero conoce al dedillo muchas de las inquietudes y opiniones que se manejan en los barrios. Ayuda a encauzarlas desde la comisión que integra. No niega su amor por el trabajo sindical, en cuyo ámbito aún se mueve, al integrar desde hace tiempo el Comité Nacional del Sindicato de la Salud.

Por ello nadie se sorprenda si, una vez disuelta la estructura de gobierno de la que ahora forma parte, de nuevo se le encuentre en esas lides, en nada reñidas, según su criterio, con las tareas de dirección administrativa. Al fin y al cabo de eso se trata: de servir a los demás, de defender lo justo. Nada más consecuente para quien optó, desde su adolescencia, por la filosofía que ahora expone: “Pueden presentarse dificultades, haber decisiones erradas, pero nada de eso define un sistema. Sé que no hay ni habrá nunca ningún sistema más justo que el nuestro, por más defectos que tenga”.

Tomado de Escambray

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