Los servicios notariales, colapsados durante los últimos tiempos en Sancti Spíritus, buscan allanar el camino para revertir esa compleja realidad y alcanzar la paz
Durante los últimos tiempos, los servicios notariales han colapsado en Sancti Spíritus, como en el resto del país. En años pasados las colas y los coleros marcaban territorio día y noche frente a las puertas de estas instituciones. En el 2023 intentó ponerse orden con el uso de la aplicación Ticket para acceder a estas citas, pero el remedio resultó parecido a la enfermedad.
Entre las causas fundamentales de esa realidad aparece el hecho de que la demanda de la población hoy es tres veces superior a la capacidad notarial existente: en esas unidades se mantiene la misma plantilla de hace cinco años, esta ni siquiera se encuentra totalmente cubierta y las solicitudes se han multiplicado con creces.
El tema migratorio —relacionado con los trámites para acceder a la ciudadanía española a través de la llamada Ley de Nietos y el Programa del Parole para viajar a Estados Unidos— constituye la razón fundamental de que se hayan disparado, probablemente como nunca antes, las solicitudes de diferentes documentos.
En el 2023 se realizaron aquí 3 millones de trámites notariales y en el primer trimestre de este año la cifra ya superó los 7 200, estadísticas que multiplican en más de tres veces las labores habituales de estas instituciones.
Como consecuencia el servicio se ha enlentecido, no pocos trámites se han dilatado en el tiempo y los interesados tienen que recurrir reiteradamente a estos espacios. En fin, que las esperas desesperan por la terminación de cualquier gestión de esta naturaleza e, incluso, por el inicio de alguna de ellas.
Entre las diligencias que más han aumentado aparecen los poderes especiales, autorizos para que los menores puedan viajar o residir en otro territorio, trámites sucesorios, testamentos y compraventas de bienes.
Algunas razones objetivas conspiran contra el buen funcionamiento de las notarías: desde la inestabilidad con el servicio electroenergético y la obsolescencia tecnológica de los equipos informáticos, hasta la escasez de recursos elementales como hojas para imprimir documentos y las limitaciones con la conectividad.
Pero también pesan en esta realidad la insuficiencia de notarios, con casi una decena de plazas vacantes de estos juristas, quienes necesitan preparación específica, habilitación previa y mucha profesionalidad.
La calidad profesional resulta su principal carta de triunfo, aunque en determinadas ocasiones algunos de ellos la dejen de lado cuando no orientan ni asesoran correctamente a los clientes, cuando trabajan a capricho y con lentitud, cuando no respetan el orden de una determinada cola y priorizan a algún conocido.
Lamentablemente, muchos cuestionan hoy este importante servicio y, quizás, la principal insatisfacción de la población no se encuentre ni siquiera en las realidades anteriores, sino en un detalle aún más polémico: cómo acceder a una notaría, cómo obtener un turno y ser atendido en el menor tiempo posible.
Porque, hasta hace bien poco —excepto una unidad notarial de retén, que atendía a las personas vulnerables y algunos trámites de urgencia—, la única opción para conseguir una cita era a través de la aplicación Ticket, ese cuestionado camino de la modernidad y la tecnología que tantos disgustos y ronchas ha implicado en cuanto servicio se le asocia.
Lastimosamente, en las notarías no se hizo la diferencia y en la práctica demostró su inviabilidad por diversas razones. Por fortuna, hoy ya los interesados en acceder a los servicios notariales pueden usar esta plataforma, pero también acudir de forma presencial a cualquiera de las 17 unidades de este tipo existentes en el territorio para recibir orientaciones, acceder a un turno e, incluso —si existe alguna posibilidad y su trámite no resulta tan complejo—, ser atendido de inmediato con una respuesta definitiva en tiempo real.
A su favor, hoy estas unidades también pueden mencionar los avances en la bancarización, con la implementación del código QR para el pago de los trámites; la prioridad que mantienen para atender a ancianos, embarazadas y clientes vulnerables; y la graduación de varios estudiantes del técnico medio en Derecho con el fin de cubrir las plazas de cartularios, el brazo derecho en estas instituciones y quienes mucho ayudan a agilizar el trabajo.
Sin embargo, se mantiene sobre el tapete la urgencia de habilitar más juristas como notarios para cubrir las plazas ya existentes y las de nueva creación, recientemente aprobadas, como un paso determinante en el camino por evitar la sobresaturación de trámites que hoy asfixia a estas instituciones.
Las labores notariales pueden ser bien complicadas, no solo porque muchas veces implican la máxima confidencialidad con el cliente, sino también porque estos funcionarios deben conocer hasta el más mínimo detalle de cada caso y hacer las consultas pertinentes para no errar, para hacer justicia como la ley manda porque el desconocimiento no los exime de responsabilidad.
Además, no solo se encargan de atender a las personas naturales, sino realizan otros desempeños entre sus habituales quehaceres: participan en la constitución de las mipymes, laboran con la documentación de la ONAT y atienden a los abogados de los bufetes colectivos para diversas gestiones.
Los escribanos llevan sobre sus hombros una alta responsabilidad y se encuentran investidos de fe pública. Su disciplina, sensibilidad y ética profesional siempre resultarán imprescindibles. La preparación técnica impecable, junto a los valores incorruptibles, constituyen los ingredientes fundamentales para revertir la compleja realidad que hoy padecen las notarías espirituanas y sus clientes.
Porque las múltiples dificultades que atraviesa actualmente la sociedad y las insuficiencias de este servicio no pueden convertirse en un bumerán de disputas o guerras menores que enturbien su desempeño y vayan en contra de la función esencial del notario, considerado, precisamente, como un juez de paz que recibe y solventa trámites donde no existan litigios.
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